Milei, un intrascendente de esos, que cree que sólo con la pachorra puede alcanzar lo que anhela.
En Chile estamos llenos de esos que son parecidos a Milei, se encuentran en los sectores más acomodados de la sociedad. Creen que lo que piensan es la verdad absoluta y todos los que los contradicen son comunistas o por lo menos sienten una cierta simpatía hacia ese bando. Hablan altisonantemente tratando de ser escuchados por todos, incluso los que no los quieren escuchar, hablan barbaridades, usar roterías cuando bajan a otras comunas, de manera que los que forman parte del pueblucho le entiendan. Sienten que están predestinados a dirigir no solo las empresas de sus padres, sino también el país, pues por eso estudiaron en los colegios más caros, la plata compra puestos, de eso están seguros.
Pero sus cualidades son más, sueñan en un país donde las empresas privadas manejen todo y el Estado solo exista para reprimir. Pero a la vez, no quieren que les cobren impuestos. Se dicen nacionalistas, pero son capaces de traicionar a su país por dinero. Quieren que todos se armen contra la delincuencia común, pero los robos que cometen ellos no pueden ser sancionados. Odian a los trabajadores porque no son como ellos, pero a la vez los necesitan para hacerse más ricos. Hablan de guerras contra los países fronterizos, pero ahora en el caso de Milei lo vitorean a alguien que es extremadamente antichileno.
Conocemos a más Milei: como Bolsonaro en Brasil, Kast en Chile, la Añez en Bolivia, la Boluarte en Perú, el Uribe en Colombia entre otros. Pero algunos dirán que no todos los que están allí cumplen con las características mileianas, lo que sucede es que todos los que pertenecen a la burguesía son parte de esto y un número de arribistas que quieren ser como ellos, si tendríamos que ponerlos todos, entrarían todos los políticos de todos los sectores del régimen, todos los mandos militares y policiales, y un número pequeño de simpatizantes que recogen las sobras de estos. Al final, todos estos personajes en todos los países tienen algo en común y es el dinero. Dicen que el dinero “mueve al monito”, así fue para el golpe de Estado de 1973: los yanquis compraron a los políticos, empresarios y militares. Así es en Argentina donde los empresarios y gobernadores, desaparecían o mataban por medio de la policía a quienes osaban increparlos o en Brasil con el pago a policías limpiaban las calles de los meninos da rua, o los niños de la calle, con balas en la cabeza. Al final, son los mismos que esperan su turno mostrándose como salvadores. Pero que en definitiva como lo hemos visto en nuestro país, en el último momento se llenan los bolsillos y se salvan solos.