Un nuevo cambio de gabinete remece el piso del gobierno de turno. Los embates contingentes cobran nuevas víctimas “en el estado de crispación política”.
Como si todos estuviéramos viviendo un estado político convulso, donde parece ser que luchan en las trincheras imaginarias de una guerra que solo está en sus mentes, los políticos actuales de toda laya encabezados por su presidente viven un momento “de crispación política”.
Este estado en que se encuentran es su normalidad, pero para el común de los habitantes del país no se entiende mucho que quieren decir. Unos a otros se lanzan diatribas y exigen cambios en quienes detentan el poder, pequeños grupos manejados por los mismos políticos mediáticamente se transforman en grandes masas que los pueden amenazar, exponentes de su clase hablan de temas con opiniones personales amplificando sus pareceres indicando que las personas en general quieren lo que dicen, en pocas palabras como lo hemos visto hace décadas, entre ellos se creen sus mentiras, aún sabiendo que son mentiras.
El discurso altisonante pero sin grandes recursos del presidente de turno, refleja al gobierno actual, que se mueve en los vaivenes de la política tratando de sortear las olas deshaciendo en el camino todas las promesas con que llegó al poder, solo tiene hoy día la pretensión de salvar su existencia, no importa todo lo que deja de lado.
Otra vez comienzan a temer.
Tanta exposición pública de sus mentadas disputadas, de sus antagonismos, de sus posiciones insalvables, se caen cuando al final del día todos piensan de la misma manera ante los problemas que para ellos son los que tiene Chile y que los conocen, no porque vean la realidad, sino porque las encuestas lo ponen así, encuestas que ellos mismos mandan a hacer.
De una u otra manera todo lo que hacen, no sirve porque no soluciona los problemas que dicen solucionar y que persisten en el tiempo, tal como el problema de la corrupción, el mapuche, el migratorio, el delincuencial, el sanitario, el educacional, etc.
Cada cierto tiempo vuelven a lo mismo, la solución es crear leyes contra la quema de micros, una ley de inteligencia, más armamento a los pacos y milicos, crear zonas militarizadas en el sur, y muchas ideas inverosímiles que hacen reales. Esto implica, que cada cierto tiempo se acuerdan que no están solos en sus discusiones y pantomimas políticas, que alguien los está viendo y con no muy buenos ojos. Sienten el temor de lo que no ven y tratan de protegerse de alguna nueva “explosión social”.
En el intertanto, el presidente actual llama al orden para que el pueblo vea que todo está bien, que son resilientes y hace un llamado a los políticos que deben llegar a acuerdos en los que “todos tenemos que ceder”.