Fuerzas militares de Estados Unidos se han desplegado en Yémen, en seis lugares de la costa del país, presumiblemente por la llamada de Emiratos Árabes Unidos.
La guerra del Yémen, donde combatían dos facciones presumiblemente locales, los houties y los partidarios del depuesto presidente. Pero en la realidad, unos eran apoyados por los iranies y los otros por una coalición que encabezaba Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, entre otros países. Después de años de lucha, de hambruna y de muertes, a fines del año pasado llegaron a un acuerdo sorprendente, pues Arabía Saudita y su enemigo Irán, se sentaron a negociar y llegaron a un acuerdo de paz.
La guerra aún no ha terminado, pero se encuentra en estado de latencia, hasta que se logren los acuerdos finales, que la finalizan. Es en este ambiente en que llegan los yanquis al país, cuando los ánimos están más calmados y no esperaba este episodio.
Tres mil soldados norteamericanos, acompañados de dos barcos anfibios y un barco de asalto, constituyen el contingente que ingreso al país asiático. Su objetivo es basarse en seis puntos dispuestos con antelación con el fin hacerse del control marítimo en esos lares, pues forma parte de contrapesar la posición rengueante que había tenido con el impulso iraní en ese sector.
No les interesa mucho entrar en conflicto directo con los houties, pues se encuentran en el área central y noroeste, lo que está lejos de sus posibles zonas de acantonamiento.
El desplazamiento de tropas en disposición combativa podría indicar alguna maniobra estadounidense de golpear a Irán o por lo menos de indicarle que hay líneas que no debe pasar. Tanto Estados Unidos, como Israel y otros países sátrapas, son parte de quienes quieren arremeter contra Irán, pero el amparo de Rusia ha bloqueado las intenciones de cualquier aventurismo en el medio oriente. Quizás creen que ahora es el momento, cuando Rusia está librando una guerra y no querrá estar en dos escenarios bélicos a la vez.
Las ambiciones políticas de continuidad del régimen de Biden pueden llevarlo a otro conflicto con la esperanza de sacar dividendos, que no obtuvo con la guerra en Ucrania.