Lo que es tener santos en la corte. Y vaya que la parejita, o más bien, ex parejita los tiene. La eñora es una frugal sombra cuando la canícula atormenta. Y safaron el Dávalos, la Compagnon y el Valero porque la justicia determinó que no había prueba suficiente de que fueran unos sinvergüenzas
Son los tres mosqueteros estos delincuentes, Sebastián Dávalos, su ex señora, Natalia Compagnon y el amigo Mauricio Valero. Los tres habían sido encausados por los delitos de estafa e infracción a la propiedad intelectual el año 2016 luego de que el empresario de apellido vinoso, Gonzalo Vial Concha, los denunciara por perjuicio económico de más de $1.300 millones por diversas asesorías entre 2012 y 2013.
No se andaban con chicas estos mequetrefes, y cómo no, si la mamá dirigía el Estado y su sombra, ya decimos frugal, los cobijaría como sólo una madre lo sabe hacer, sobre todo, si pertenece a la mismísima Corte del régimen.
Sin embargo, el año pasado luego de un seguro, jugoso trato, Vial Concha se desistió de la querella y quedaron como persecutores la Fiscalía y el Consejo de Defensa del Estado. O sea, los gatos cuidando la carnicería.
Hoy, el resto de los gatos, llámese el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Rancagua, en un fallo unánime absolvió a los rateros señalando que “hubo deficiencia en las pruebas de cargo por parte de la Fiscalía”.