22 de Octubre de 2019/SANTIAGO Miles de personas llegaron hasta plaza Italia para manifestarse , dentro de las protestas que ha habido estos días por un descontento social. En la imagen Carabineros dispersa a los manifestantes con balines FOTO:ADRIAN MANZOL/AGENCIAUNO

Absuelven a pacos por ley de impunidad

Ya está rigiendo la ley Ley Nain-Retamal. Los integrantes de una patrulla de Carabineros que atacaron con disparos a quemarropa a un conductor en octubre de 2019 fueron absueltos, en primera instancia. El veredicto se basó en la “presunción legal” de que los policías, armados hasta los dientes, estaban siendo “amenazados” por el chofer que ellos atacaron.

Eugenio y Freddy no escogieron el mejor lugar y momento para volver a casa. Pero ¿quién realmente puede elegirlos? El 21 de octubre de 2019 el pueblo de Chile se había levantado, y el gobierno lanzó a las Fuerzas Armadas a la calle para reprimirlo.

Eso ocurrió también en Padre Hurtado, donde viven los dos amigos. Eugenio, de profesión soldador, tenía entonces 48 años y, además, vive con un problema: su audición es muy mala. La hipoacusia severa de la que sufre no influyó directamente en los hechos, pero para Eugenio siempre es un factor que lo condiciona.   

Esa noche se había impuesto toque de queda, y en la Avenida Los Silos, donde transitaban Eugenio y Freddy en su Daewoo Racer, se habían erigido barricadas y circulaban patrullas militares. Los dos deciden ir a la casa de la pareja de Eugenio, que quedaba más cerca. Es más seguro así.

Y allí pasó lo que pasó. Mientras Eugenio manejaba, el Freddy, asustado, le hacía gestos: “¡los militares! ¡están disparando!”, le gritaba.

Y, de repente, ¡bum! ¿Qué fue eso? Eugenio no lo supo en el momento -debido a lo que pasó después, no lo tuvo claro- pero un zorrillo de Carabineros le había chocado. Sin control, el Daewoo se incrustó en un muro. Freddy abrió la puerta y salió corriendo. A los pocos pasos, le llegó un escopetazo en las piernas.

Mientras, Eugenio observaba como un uniformado se dirigía caminando hacia el auto. Se trataba de un carabinero, el cabo primero Miguel Toledo, quien le apuntaba directamente con un arma larga, en “posición táctica”; eso lo sabía porque lo había aprendido cuando hizo el servicio, años ya.

“Me van a detener”, alcanzó a pensar Eugenio, cuando el primer disparo hizo estallar con un estruendo el parabrisas del auto.

Después, vino otro más que le dio en abdomen.

Eugenio puso marcha atrás y trató de mover el auto: claramente estos tipos lo querían matar.

Pero, antes, ve como el cañón del arma se introduce en el auto y despide un tercer tiro, que le pega en el brazo. El cartucho salta del arma y cae dentro del vehículo.

No sabe cómo, pero de alguna forma hizo andar el auto y avanzó la media cuadra que le faltaba para llegar a la casa de su polola, donde se desmayó. Horas después, despertó en el San Juan de Dios. Sobrevivió sólo porque Dios es grande y porque recibió atención a tiempo. De lo contrario, no podría contar la historia.

Eugenio no los vio, pero además del cabo Toledo, hubo otros carabineros que habían rodeado su auto: el sargento segundo Enrique Pulgar Pacheco y el cabo Máximo Huaiquimir Cayuil, estaban por atrás, y adelante, Toledo y el mayor Jean Pierre Hirsch Aceituno.

El mayor Hirsch, obviamente, estaba a cargo del “dispositivo blindado” número J874 que estaba haciendo de las suyas en Padre Hurtado. Y eso era bastante excepcional. Porque Hirsch no trabaja en Santiago, ni su tarea es estar patrullando por ahí.

Él es el jefe del GOPE de la Araucanía, lo que, en una época, se conoció como el “Comando Jungla”. Hoy, más de tres años después de los hechos, ya es coronel, lo que muestra qué idea tiene su institución sobre este hombre, que reside en los coquetos edificios nuevos de avenida Los Pablos de Temuco y que, en su tiempo libre, se dedica al negocio de las academias de artes marciales, especialidad Krav Maga, la pragmática técnica de los servicios seguridad israelíes.

El coronel Hirsch y su negocio particular; a la izquierda, un jugoso cualquiera

¿Qué hicieron Hirsch y sus subordinados después del incidente?

Nada. O, mejor dicho, siguieron cumpliendo sus tareas. El mayor Hirsch, por ejemplo, en Plaza Dignidad, donde fue, inicialmente, uno de los sospechosos de haber cegado a Gustavo Gatica. La razón es entendible: había disparado, en poco tiempo, más 900 escopetazos en contra de los manifestantes.

Pero pasó algo.

El 23 de octubre la noticia del ataque a Eugenio ya había salido en la tele: “Balean a hombre sordo en Padre Hurtado”, junto con un video que había grabado un vecino. En él, quedó registrado todo. Cómo le disparan a Freddy cuando sale corriendo, cómo Toledo se acerca al auto disparando y cómo Eugenio logra, más mal que bien, escapar para salvar su vida.

Los pacos, indudablemente, se asustaron. Decidieron que debían hacer algo. Lo primero, concordar todas las versiones, para que nadie contradijera a nadie. Y lo segundo, ver alguna forma de zafar del lío.

Dicho y hecho. El 24 de octubre fueron a la tenencia de Santa Rosa de Chena y estamparon una constancia en que alegaron que habían sido “víctimas” del delito de “atentado a la autoridad” y que se defendieron de un “intento de atropello”.

Pero eso lo hicieron con un truco que sólo se puede le puede ocurrir a un paco asesino y a sus asesores legales. Fecharon el informe como si hubiese sido hecho el 22 de octubre de 2019 pasada la medianoche, o sea, justo después del incidente.

Como el engaño era demasiado evidente, en el juicio declararon que en la noche de su intento de asesinato “se había caído el sistema” y que por eso hicieron una declaración falsa.

Porque, aunque no lo parezca, sí hubo un proceso judicial. Toledo, Hirsch y los demás fueron acusados. Por “apremios ilegítimos” y falsificación de instrumento público.

Y, ahora, según informa el diario La Tercera, fueron absueltos. Todos. Son inocentes, según la justicia.

En un veredicto adoptado por dos votos contra uno por el Tribunal Oral en lo Penal de Talagante, los jueces aceptan la teoría de que los carabineros se defendieron. Que eran sus vidas las que estaban en peligro y no las de Eugenio y Freddy.

Pero para lograr esa proeza tuvieron que recurrir a la ley Naín Retamal, según la cual “se entenderá que concurre el uso racional del medio empleado si, en razón de su cargo o con motivo u ocasión del cumplimiento de funciones de resguardo de orden público y seguridad pública interior, repele o impide una agresión”, según indicaron los magistrados.

¿Cuál agresión? No importa. Nuestra justicia ya sabe lo que tiene que hacer con los pacos asesinos.

La nota de “La Tercera” concluye que “internamente, en Carabineros están haciendo un catastro con los casos que podrían verse beneficiados por la aplicación de la Ley Nain-Retamal, así como también qué tipo de arremetida en tribunales podrían seguir los abogados de la institución, ya sea a través de recursos de apelación o nulidad en la Corte Suprema. Todo dependerá del caso a caso y su etapa procesal, explican fuentes de la institución, aunque ya avizoran un positivo panorama judicial”.