Hoy los jalei sabían mejor. Así que corrieron a todo dar los trolls, tras los muchachos que desde el mediodía hicieron presencia en las calles. Es el día del joven combatiente. Es su día. También uno para no olvidar: el crimen de los hermanos Vergara Toledo y la incansable lucha de su madre. La fuerza indestructible de los hijos del pueblo.
Y en lo usual, el régimen, desde temprano, arengó la represión.
Y para que quedara bien claro, la primera de sus actividades fue ir a decirle a los pacos que tenían todo el apoyo del régimen para enfrentar esta jornada. “Ustedes tienen el uso legítimo de la fuerza”, arengó el Boric ante los 300 pacos presentes que a esa hora ya se habían metido los tres gramos de incentivo en la nariz.
El régimen venía preparado. El día anterior, la delegada presidencial ya tenía el mapa dibujado con las 16 zonas críticas y los 120 puntos de vigilancia donde se dispondrían los 6.386 gorilas destinados para la ocasión.
Y como no puede faltar, el lado progre de la jornada fue la presentación de un grupo de seis pacos con cascos azules que harían las veces de instructores en derechos humanos para apoyar “los servicios policiales” durante de la jornada.
“Sus llamativos cascos color cielo permiten que sean identificados de una manera más simple y rápida, facilitando al personal la opción de recurrir a ellos para hacer una consulta, reforzar algún conocimiento o solicitar algún tipo de apoyo en aspectos procedimentales específicos respecto al uso de la fuerza”.
Oiga, mi teniente, le disparo a los ojos o a los pies, ¿cómo era la cosa?
Mi teniente, ¿a esta mina la puedo arrastrar del pelo y manosear arriba de la micro o mejor en patota la pateamos en el suelo? ¿está seguro que ahora con la ley Naín podemos volarle los ojos y no vamos a pasar por el estrés de la investigación, así es o no mi quepo?
Cosas por el estilo. Naturales dudas que surgen en este tipo de “procedimientos”.
Con tamaña arenga y preparación, desde temprano, más preparados que hijo único en primer día de clases, corrían los trolls de aquí para allá, con sus carros lanza aguas, sus lacrimógenas, enfrentando al temible enemigo: los muchachos secundarios que sacaban más trote que secundarios en día del joven combatiente. Sin cascos, sin chalecos antibalas, ni bototos triple x, ni tres gramos en la nariz. Así, sólo con la convicción y la claridad de quién es el enemigo del pueblo.
Al finalizar la jornada, las autoridades tenían un primer reporte: 33 detenidos “por desórdenes simples; una por porte de elementos para la confección de artefactos incendiarios; y otro por porte de elementos para la confección de elementos artículos incendiarios y por agresión a un funcionario policial que se encontraba en servicio”.
También al finalizar la jornada, el régimen había sacado cientos de micros de circulación. Había que castigar un poco más al pueblo, tan de mecha corta y pluma parada. Así, trabajadoras y trabajadores se apiñaban con templanza en los paraderos esperando volver a sus casas porque a sus hijos aun les quedaba una larga jornada que luchar.