Pobladores pertenecientes a diversas organizaciones territoriales del Biobío se manifestaron a las afueras de la sede de la CORMA en Concepción para exigir que el negocio forestal instalado en la región sea expulsado de vidas y territorios de las familias trabajadoras.
El lugar escogido para la realización de este mitin fue la Corporación Chilena de la Madera – CORMA-, una asociación gremial que reúne a más de 160 empresas del sector forestal. Su presidente, Juan José Ugarte, ha agitado el fantasma de “atentados terroristas” que serían los causantes de la ola de incendios forestales.
Ya a inicios de febrero bajó línea: “Las capacidades están al límite. Para eso es vital usar las herramientas que permite el estado de excepción, porque se requiere en algunas comunas establecer toque de queda, prohibición de circulación de personas, prohibición de venta de combustible en bidones, para no tener vehículos acelerantes que propaguen los incendios, establecer puntos de control de rutas, entre otras [medidas], para dar seguridad a los vecinos y evitar que personas sigan provocando incendios”.
Luego de dudarlo un poco, el gobierno accedió a exactamente todas las exigencias del pijecito, que gusta retratarse con un chaleco reflectante, como si estuviera “en terreno”, en las oficinas de la CORMA, en el séptimo piso de Agustinas 1357, en el centro de Santiago.
Sin embargo, y a pesar del discurso del régimen corrupto que señalan a las forestales como víctimas de la catástrofe, que ellos mismos generaron, este grupo de pobladores y pobladoras tiene las cosas claras. Se congregaron a las afueras de la gobernación, en marcha avanzaron por las calles de centro de Concepción, debidamente “custodiados” por patrullas de pacos y se plantaron al exterior de la asociación gremial.
Rosy Sáez, parte de una de las organizaciones convocantes, realizó la declaración a las afueras de institución y señalo:
“Aquí han querido instalar que una tropa de pirómanos son los responsables, pero aquí lo único que hay es nuestro país rodeado de pinos y explotación, mientras ellos se han hecho millonarios con nuestro suelo y nuestros paisajes. Los pobladores tenemos clarito que quienes son los criminales y estamos aquí para denunciarlo. También sabemos que hay movimiento socio-ambiental al servicio de los pijes, del Estado y de campañas políticas. Aquí hay un negocio forestal y una campaña orquestada del gobierno para lavar la imagen de las forestales. Creen que, con un avión, vamos a olvidar todo lo que han robado, todos los paisajes de los que se han hecho dueños para explotar el suelo. Están incendiando nuestras casas y nuestros territorios. Por eso aquí estaremos movilizados para denunciar a estos ladrones que obtuvieron tierras robadas. Y las siguen explotando. Esto ya no puede seguir así. Debemos parar el negocio forestal”.
Hoy no se requieren declaraciones de buenas intenciones, ni modificaciones técnicas que intenten “arreglar” el modelo forestal que, sabemos, dormirán por años en los escritorios de los corruptos pagados por los dueños de este país.
Hoy se necesita que todas las fuerzas y voluntades se sumen y luchen conjuntamente para derribar por completo este sistema que solo favorece a una clase y esa -claramente- no es la clase trabajadora.