Quiso pasar piola, el perla

¡Otro más! Creen que la cuestión es chacota, que pueden pasearse por lo medios, hablando en nombre del pueblo de Chile cuando no hacen más que representar los intereses de su propia clase, la explotadora y aquí no ha pasado nada. No, poh, no es na’ así la cosa.

3 de enero de 2023

No tiene ni tres votos -como esos corruptos del Congreso- y aun así bien que lo invitaron a firmar el documento ese, en que negociaron para esa constitución que dicen, es de y para nosotros. Y quiere pasar piola. Queríaaa…

Mejor se habría quedado escribiendo sus columnas de opinión tan intelectuales y profundas en ese diario que miente, el que trae harto papel el día domingo, ideal para prender la estufa en los inviernos sureños. O se hubiese quedado divagando hasta dar sueño en ese programa de la tele que nadie ve, salvo su señora o algún sabio de la tribu.

¡Pero no! Cristian Warnken tenía que hacer algo, parar la cosa. No daba en su estupor, ¿cómo era posible? venían los rotos, los estridentes, los ignorantes, a meter sus manos sucias en esto que siempre ha estado destinado a los de rancio abolengo, a los verdaderos republicanos, como él, su familia, sus amigos y los de la tribu.

En el centro, rodeado de sus amigos y otros conocidos de la tribu.

Y así fue. Tan categórico y rotunda su negativa a aceptar que los rotos se metieran en asunto ajeno que, de pura rabia, se puso a fundar su propio partido, que, en la cúspide del ingenio que puede tener un señorito parásito, lo llamó “Amarillos”. Le parecería ingenioso, gracioso, vaya uno a saber.  “Usted, no es ná, no es chica ni limoná, se lo pasa manoseando, caramba, zamba, su dignidad….”

Pero la verdad es que Warnken tiene bien claro cuál es su lugar. Lo que pasa es que prefiere andar fondeado, pasando piola, así como que es amarillo, ni de aquí ni de allá, sino de todos lados, un intelectual.  

Un honesto, desinteresado líder que quiere representar a ese Chile que, “aunque lo lleva  en su corazón”, digamos las cosas como son, no está capacitado para escribir su constitución porque es muy roto, muy inculto, muy estridente.

Tan narigón y tan alto es Warnken, que todos los demás que cocinaron el gran acuerdo, desde el PC hasta la UDI, se esconden a sus espaldas.

Y, bueno, hay que asumir. O, como dicen, otra cosa es con guitarra.

Anoche cerca de un centenar de ciclistas fueron directo a su casa, a funarlo. Porque aquí, aunque pongan la Plaza Dignidad patas pa’ arriba, la hagan cuadrada, mirando al sudeste y con semáforos, nadie ni nada está olvidado.

No era un grupito, sino un centenar de aguerridos ciclistas, que no destiñen. Porque aquí, nada ni nadie está olvidado.

Y como el pueblo es ingenioso, hasta le pusieron una cajita con carbones, así como simulando un explosivo, para asustarlo un poquito no más, no le pongan color.

Vamos a ahorrarnos en este artículo todos los epítetos que le gritaron fuera de su casa, ubicada en una de esas calles tan bonitas del barrio alto, de esas que huelen a jazmín y pastito mojado. Nos ahorraremos los epítetos porque en este artículo ya ocupamos la cuota de mal hablar. Pero lo cierto es que lo taparon a chuchadas.

No, poh, señor Warnken, no es ná’ así la cosa.

Usted que es tan fino, tan culto y escueleado,  seguro habrá escuchado hablar de la lucha de clases.  Porque en esas andamos. Y esto, es sólo el comienzo. Así que, o recula y se vuelve a sus programas fomes, o ya sabe ya, la cuestión no es gratis. Sino pregúntenos a nosotros.

PD: lo que tiene esta gente es que rara vez está con los pies en la tierra, de tan encumbrados que andan. En un escueto y indignado comunicado a través de redes sociales declararon: “Amarillos por Chile repudia los actos de matonaje político contra la casa de su presidente, Cristián Warnken. Estas muestras de violencia, cancelación y cobardía son las razones que dan fuerza y sentido a nuestro movimiento. No nos atemorizarán”.

Creerán que lo del pueblo es asustarlos. Ingenuos.  No señores, aquí no andamos pa’ hacerlos pasar sustitos. Aquí o se da vuelta la tortilla o se da vuelta.  No hay de otra.

¡Buuuu!

¿Miedito?