Otro montaje que se cae

Más de 11.300 personas fueron detenidas y 2.500 encarceladas en Chile durante el levantamiento popular en octubre de 2019 y marzo de 2020, calcula el informe mensual respectivo del Instituto de Derechos Humanos de Chile (INDH). Entre ellos hay dos jóvenes de Concepción. Su historia muestra cómo opera el sistema de represión.

El 11 de diciembre del 2019, en pleno contexto del levantamiento popular, fueron detenidos Guillermo y Claudio. El primero, trabajador y estudiante de administración, y el segundo, trabajador de profesión director audiovisual y multimedia de la UCSC. Se les acusó de maltrato de obra a carabineros, amenazas y ocultamiento de identidad, luego de ser arbitrariamente tomados como prisioneros mientras esperaban un bus. Durante el procedimiento policial, los golpearon, amenazaron.

Recibieron el mismo trato que miles de jóvenes que en esos días fueron protagonistas del punto de inflexión que marcaría la derrota de un régimen que hasta hoy se mantiene en crisis y cuyo soporte está en la misma corruptela, pero ahora se suma hoy la abierta y más grotesca represión contra el pueblo.

Desde el día que fueron detenidos han transcurrido tres años y se han realizado 10 audiencias judiciales, de diversos tipos y contenidos. Han sido tres años de esperas, hasta que el pasado 14 de diciembre fueron sobreseídos de manera definitiva.

Es decir, durante todo este tiempo e instancias judiciales, la justicia burguesa no pudo con la voluntad de estos compañeros.

Es un hecho que las pruebas en su contra fueron manipuladas por el personal policial que los detuvo.

En la última audiencia, los representantes de la fiscalía parecían fantasmas, su imagen patética traslucía su papel en la farsa que sobrellevó por tres años contra estos jóvenes estudiantes y trabajadores.

La cuestión era simple, y expresaba la realidad de muchos jóvenes del levantamiento que, ante la imposibilidad de una defensa, tuvieron que aceptar las penas que incluyeron cárcel, multas y control judicial permanente.

El abogado de los jóvenes, Davis Torres, de la Defensoría Popular de Coronel planteó a Revolución a la salida de la audiencia: “Es grotesco lo que ocurrió hoy, no sólo no asistieron los testigos de la fiscalía, sino quedó en evidencia la perversión de una institución del estado que puede acusar a jóvenes, sobre la base de un montaje”.

No hay que considerarse un genio para concluir ante estos hechos que estamos ante una muestra representativa de lo que el régimen representa para el pueblo que no se somete, ni se inclina ante su represión.

Los jóvenes sobreseídos, señalaron a Revolución: “Esperamos proseguir el juicio contra carabineros por todo el tiempo que nos mantuvo a la expectativa, por el montaje. Pero también sabemos que el ámbito judicial es algo que juega a favor de los ricos y sus instituciones. Es otro el plano donde el pueblo puede hacerse valer, es la movilización permanente, la lucha en el territorio donde se vive, es organizarse».

Finalmente, la pregunta que uno puede hacerse frente a la evidencia de los hechos es ¿si el régimen es enemigo de los trabajadores y el pueblo, de qué sirve tener la razón, si no se tiene el poder?

Debemos seguir luchando y vencer.