Hasta que se aburran de robar. Y, en eso, los camioneros, asistidos por los pacos, tienen aguante. Por eso sigue el famoso “paro” y, porque, una vez más, el gobierno les abre la puerta: los cuatro detenidos bajo la aparatosa “invocación” de la Ley de Seguridad del Estado quedaron libreta y con firma ¡cada dos meses!
Champiñones royal.
Es lo único bueno que ha dejado este nuevo paro de los dueños de camiones. Es lo que repartían en alguna carretera de la V Región al público interesado. La carga, por lo visto, ya no alcanzaba a llegar a puerto. Literalmente. Así que la regalaban; cuatro bandejitas por nuca.
El guión ya lo conocemos y lo hemos descrito decenas de veces en estas páginas. Cada vez que ven al gobierno débil y desorientado, esta gente, dotada de abundante apoyo empresarial y político, se lanza a sus fechorías y le sonsaca un montón de plata al Estado.
Como en el caso del gobierno actual la debilidad y desorientación son permanentes, sólo tienen que pedir su platita y les llega sin más trámite. Pero como son mafiosos, no se contentan con la concesiones voluntarias y gratuitas, como las que hizo en esta ocasión el ministro de Hacienda, Mario Marcel, que les congeló el precio del combustible por tres meses, además de otros beneficios tributarios.
No, tienen que sacar una tajadita más o, por último, hacer el apriete, para la próxima. Por eso aparecen los supuestos grupos “descolgados” que, con poco esfuerzo, y la ayuda de Carabineros, crean el caos.
Si las querellas por Ley de Seguridad del Estado debían tener algún efecto intimidatorio, la justicia develó rápidamente esa ilusión. Los cuatro detenidos y formalizados por esa ley ultrarrepresiva quedaron libres al toque. La fiscalía de Arica había pedido prisión preventiva, el juez sólo les impuso firmar cada dos meses.
El juego es evidente.
Los seguidores, cada vez menos, del gobierno, exclaman, con razón, que el paro es sedicioso. Pero esa categoría le cabe también al supuesto afectado, el propio gobierno, que les cede en todo.
Desde México -donde evocaba a Mon Laferte y Cantinflas como símbolos de la hermandad cultural chileno-mexicana y celebraba la poesía de una tal “Sor Teresa” (quiso decir Juana Inés de la Cruz, el muy cabeza de chorlito)- el jefe de gobierno declaró “sin fundamento”los bloqueos y amenazó “con todo el peso de la ley”, que en este caso debe ser el de una bandeja de champiñones.
Un gobierno, entonces, que pesa 250 gramos, un régimen que hunde al país, unos mafiosos -uniformados y motorizados- que hacen lo que quieren, y una banda de saqueadores que domina todo este circo…
Va siendo hora de que les pongamos un parelé, pero uno de verdad y de seis ejes, a esta manga de desgraciados.