¿Un misil en el placard?

El reportaje de Ciper poniéndole números al choreo de las lucas en la Teletón podría haber sido un misil, pero no será más que un pequeño impasse al finalizar este fin de semana. Es que, desde peón a paje, esto de comer sapos y encontrarlos sabrosos, está a la orden del día.

9 de noviembre de 2022

Qué mejor prueba de ello fue el discurso inaugural del presidente Boric para la Teletón. Una vez más llevó a su máxima expresión esto de superar “los pecados de juventud” o en buen chileno,  darse vuelta la chaqueta y comulgar con rueda de carreta.

“Cuando me puse adolescente, medio punky, decía ‘oye, en verdad quizás son las empresas las que hacen la movida’. Y no poh’, son las empresas, son ustedes los que están en la casa porque más de dos millones de chilenos hacen que la Teletón funcione todos los días…Y eso es porque la Teletón es una de las instituciones más transparentes de nuestro país. Creo que es importante destacarlo porque esa labor que cumple la hace gracias a quienes la están viendo hoy en su casa, a quienes se van a levantar”, agregó.

Cuando Boric se puso adolescente creía que la Teletón era una movida de las empresas para lavar su imagen. Pero hoy, suponemos que ya no se considera adolescente, se da cuenta que “no, poh'”, que la platita la ponen los miles y miles de chilenos que año a año, desde hace 44 años, sacan las chauchas del bolsillo para apoyar a los niños con discapacidad.

Grandes pensadores.

¡Sí, Boric!  Efectivamente la platita la ponen los chilenos. De hecho, en eso consiste el show. Apelar con harto morbo, a la solidaridad del pueblo chileno.

¿No se había enterado? Es verdad que durante muchos años en Punta Arenas se veía pura televisión argentina, pero cuando el mandatario era medio punky ya se podía ver, por todos los canales -y a color- la Teletón.

También es una obviedad que, como con platita baila el mono, salvo los “trabajadores de las culturas” que se ponen gratis con el show, un selecto grupo de sus influencers se lleven su buena tajada. Ciper dice que el estándar del choreo sería el 15% de lo recaudado en cada campaña. Este año fueron $37 mil millones. O sea, a repartir $5.500 millones en sueldos, estudios truchos, etc. etc.

Entonces, ¿es extraño que su directora ejecutiva,  Ximena Casarejos -que figura como que trabajadora ad honorem o sea de buena onda- su hija, el yerno, un ex Patria y Libertad, Enrique Correa (el transversal de las comunicaciones estratégicas), el Banco de Chile, la Pantera Rosa, etc. etc., se llevan sus buenos millones, gracias a su desinteresado aporte a este campaña solidaria por los niños y niñas discapacitadas de Chile que cada año convoca a las familias chilenas a sacar platita del bolsillo para que todos estos monten su show año a año?

Y si esa “la institución más transparente del país” ¿qué queda para las otras?

No, no es extraño. No hay ningún misil en el placard.