La calaña de “nuestras autoridades” siempre puede mostrar más la hilacha. El ejemplo de hoy, las joyitas de la municipalidad de Chillán Viejo. A los vales de gas para las familias más necesitadas, los funcionarios le sacaron un cachito. Entre los huiña se cuentan asistentes sociales y otras variedades de burócratas.
Se les suben los humos a la cabeza a los funcionarios, sea de la índole que sean, en la escala que estén, de planta, a contrata, amigos del amigo del jefe, etc. etc. Y como en la cabeza tienen humo creen que las platas de la muni es suya, o del alcalde, o del amigo del amigo del jefe. Por eso habrán creído que por que no iban a poder agarrar un cachito de esos vales de descuento.
Pero si son platas públicas, o sea, de todos nosotros y la Municipalidad tiene un plan para rebajar el gas a las familias que tienen el cinturón más apretado, entonces, para eso es. Pero no, dale con que aquí hay que agarrar de donde se pueda.
Fue la Contraloría la que detectó que el programa “Chillán Viejo Gas + Barato” estaba siendo utilizado por los funcionarios municipales. Los más huiña, los asistentes sociales encargados de entregar los vales.
El alcalde, que se anduvo poniendo un poco colorado, aseguró que se iban a hacer investigaciones muy exhaustivas y que iba a aplicarse todo el rigor posible sobre esos inmorales y se aseguró en aclarar que ninguna familia se iba a quedar sin su descuento por culpa de estas movidas truchas. Seguro.
Para su saber, la huiña, güiña, gato de campo o gato colorado (Leopardus guigna) es un felino endémico de la región pacífico del continente sudamericano. Su distribución se extiende desde la zona central de Chile, hasta la Patagonia (Argentina y Chile).
Y es casi, casi, la pura verdad. Casi, porque se encuentran desde Arica a Punta Arenas, en cada municipio, servicio público, ministerio, parlamento del país. También se los ha visto en Perú, Argentina, Brasil, Paraguay… le llaman funcionarios públicos y son famosos porque “en donde hay, agarran”.