Antes de la tormenta

Los empresarios tapiaron los ventanales de sus negocios, las autoridades anunciaron que las clases terminan a las 14 hrs., el metro se cierra antes. Como ante una invasión zombi, se prepara la ciudad de Santiago, o más bien, el gobierno prepara la ciudad. Temen. Ya hemos dicho, sin embargo, el cómo y el cuándo lo decide el pueblo. A eso deben temer.

En la previa, la clase política desespera. La derecha le pide al gobierno – ya que anda tan arrastrado- que aproveche el vuelo y se arrastre más y le pida perdón a tanto paco que ofendió por twitter.  

El gobierno, que anda de capa caída por lo de la baja en las encuestas, se pica a choro y dice que no,  pero que bueno, tal vez pasado mañana, que ahora están de conmemoración del día funesto aquel en que a Boric le pegaron su paipazo mientras tomaba sol en una banca mientras Santiago ardía ese octubre de 2019.

Y en la variante de los buenos modales y la histeria contenida, la  roji-amarilla alcaldesa Hassler, pide por favor que mañana no hagan tira el mobiliario urbano. Y aprovechando el vuelo de las buenas intenciones, alcaldes, gobernadores y parlamentarios unidos todos en la previa del 18 hicieron un llamado a crear un gran pacto nacional por la seguridad.

Eso sí que el ideólogo del gran pacto nacional -sí, el pacto número 1342- corta menos que tijera para papel lustre, el democratacristiano Claudio Orrego.

“Para fortalecer el Estado de Derecho y la paz social, fortalecer el liderazgo político, políticas de intervención a grupos vulnerables y recuperación de los espacios públicos”. “La crisis de seguridad que está viviendo nuestro país es tan grave que no acepta mezquindades políticas, requiere priorización legislativa, ver qué herramientas necesitan los policías y qué facultades deben tener los Gobierno Regionales”. Así están los ánimos, alterados.

Esperando la llamada…

A la que no se le mueve un pelo es a la imperturbable vocera de gobierno, Camila Vallejo, que con su tono bien seco y a lo estalinista con un rotundo ¡No! da un portazo a la posibilidad de que el gobierno le ponga urgencia a una tramitación para indultar a los muchachos presos durante el levantamiento popular de hace tres años.  Claro, era necesario que lo aclarara, porque hasta ahora, a puras mentiras se han ido con las familias, jugando con su esperanza y su dolor.

Tan de pelos de punta están con lo de mañana, con esto de que vienen los bárbaros, que Roma se incendia, que por poco declaran Estado de Emergencia en Chicureo luego de una violenta encerrona que sufriera una extranjera cuando regresaba a su casa muy temprano para evitar una encerrona.  

“Ya no me gusta vivir en Chile, así no” señaló escandalizada.  “Me voy”, amenazó. Para arreglar la imagen país, si bien no declaran Estado de Emergencia, sí anuncian -la Delegada Presidencial- querellas contra quienes resulten responsables. Se trata de abrir la piñata de la represión.

Tómense un armonyl cabros, que cuando el pueblo venga será de sopetón, sin tanto anuncio y no dará tiempo para hacer ni reflexión ni pactos con genuflexión. Con suerte alcanzarán a sacar las llaves del auto y cerrar la puerta de la casa, cuando nosotros ya estaremos disfrutando de esa piscina, Sri Lanka style.

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