Al patrón de fundo, ex presidente de la República, Ricardo Lagos, le gusta pegar el grito, golpear la mesa. Y con ese dedo acusador que lo hizo tan famoso, las emprendió contra el embajador de España, el chiquillo ese que dijo -a lo grandes pensadores- que Chile era un país desigual, gracias, también, a su legado.
Enfurecido reaccionó el nunca bien ponderado prepotente republicano personaje de la hojarasca. Decrépitos generales -como de aquellos narrados por el memorable García Márquez- que hablan consigo mismos o con tribunas de tres pelagatos o que monologan en países sin tiempo, perdidos en el olvido de la historia, porque nadie podría guardarlos con dignidad.
“Desafío al señor embajador de Chile (en España) a que me desmienta. El índice de Gini con más rápida caída tuvo lugar en los seis años que yo fui presidente de Chile y que, por favor, se informe bien”, dictó cátedra el encolerizado y decrépito funcionario del régimen que, entre otros, vendió a una generación de jóvenes a la Banca y envío a miles de familias trabajadoras, a la ruina, además de robar de lo lindo con las concesiones y las mineras y…
¿Y qué es lo que dijo el señorito -Javier Velasco- que representa al Estado como embajador de Boric en España que tanto enfureció al dinosaurio? Que el estallido social en nuestro país se produjo porque “se requirieron 30 años de políticas que profundizaron la desigualdad”. Uyyyy ¡¡¡qué frontal el plenipotenciario y extraordinario del arito!!!
”Esperemos que este señor (Velasco) sepa lo que es el índice de Gini”, manifestó, furibundo y exasperado, al borde del síncope, Lagos, haciendo referencia a un índice que nadie, salvo los burócratas, conocen.
¿Ve usted? Como bien anticipó él mismo su propio destino, todo lo que hace y dice, será hojarasca que se lleve el viento.