Es muy del gobierno de estos señoritos, muy de esa calaña de gente. La “gente bien” que anda a puñaladas por la espalda. Te soba el lomito y por detrás va su cuchillada. También suelen hacerse los indiferentes, los que no escuchan. Así, a puro silencio, quieren esconder lo que no se puede esconder. A lo pasivo-agresivo, diríamos.
¿Se ha fijado que, cada vez que pasa algo grave, muy grave, en el país, el gobierno, sus voceros, de esos que antes a puro Tik Tok hacían política desde el parlamento, ahora que están en la Moneda, no dicen ni pío?
No dicen ni pío si golpean a los niños y jóvenes cuando salen a protestar por la educación. No dicen ni pío si los pacos arrastran del pelo, como si tal cosa, a una muchacha. No dicen ni pío si en un allanamiento en la madrugada gasean con lacrimógenas a niños mapuche.
Así, a lo pasivo agresivo como suelen ser los cuicos, los progres, los hipsters, los ecoplurinacionales.
Esa es su estrategia, no decir nada, hacer como si lo que usted ve, escandaloso, indignante, no existiera, no sucediera. Creen que si ellos no se refieren a estos “asuntos”, entonces nadie dirá nada y esa brutalidad del régimen, será como que no existe.
Pues bien, algo así pasó con el caso de esta ‘iñora, experta en seguridad y asesora personal de Boric, la peruana bien encacha´ Lucía Dammert, que dicen dijeron que el FBI la citó a declarar porque había sido la “asesora” de un alto político mafioso mexicano, ahora detenido por sus vínculos con el narco ¡por los propios gringos que lo habían puesto en el poder!
Decimos algo así, porque en realidad no es que no dijeran ni pío sobre el caso, sino que para no tener que hablar de ello, se la pasaron todo el fin de semana largo inflando eso de que Boric le había hecho un desaire a los israelíes.
En este caso, lo único que dijeron, lo hicieron a través de la aludida, y también fue a lo pasivo agresivo, a lo matón de curso. Amenazó al medio Interferencia, el que publicó la historia de espías -de la Dammert con el mexicano narco- con llevarlos a la justicia, porque, según ellos, la Dammert, el Boric, y toda su tracalá de suches inmorales de tanto silencio que hacen, dijeron que era un escándalo y que todo era mentira.
Tan pasivo agresivos estaban que le pidieron a la nueva ministra del Interior, Carolina Tohá -muy, muy amiga de los gringos ella- que pasara la plancha sobre el asunto. Así, el gobierno emitió un comunicado en que aseguran que en Estados Unidos, nadie, nadie, se ha fijado en la buena de la Lucía. Que así se lo habría asegurado Washington.
Ah, ya, todo un lamentable malentendido.
Por supuesto, en su afán pasivo agresivo, el que pida un pronunciamiento de la fiscalía que investiga al mexicano de las mexicanas, en el sentido de que no tiene ningún interés en enterarse qué podría aportar a las indagaciones la ex “alta asesora” o senior adviser del mexicanote corrupto, Lucía Dammert, el que pida eso, entonces, se va de escobillazo en la nuca, por facho -en nuestro caso, facho pobre- o golpista.
Pero el medio les respondió.
“La señora Dammert ha repetido en dos ocasiones que piensa querellarse en contra de nuestro medio por la información publicada. Tiene todo el derecho a hacerlo. Al mismo tiempo, como director y representante legal de INTERFERENCIA, también me reservo el derecho a querellarme en contra suya, y del gobierno de Gabriel Boric, por difamar un trabajo periodístico fundado en información sólida documental y de fuentes reservadas. Que la autoridad política de un país use todos sus recursos para atacar un medio de prensa que no es de su agrado también merece una sanción.
Lamentamos que este gobierno tenga prácticas intimidantes con la prensa. Ni siquiera durante el gobierno de Sebastián Piñera, del cual fuimos abiertamente críticos, recibimos un trato tan vejatorio como el que está ejerciendo Apruebo Dignidad”.
Ni siquiera con Piñera… ¿dónde había escuchado eso antes?