No es na’ así la cosa. Mientras la reacción se quiere pasar de lista, pasándose tres pueblos, agrandados, como dice el dicho: a los botao’ a choro, choro y medio. Así, hoy los estudiantes secundarios, nuestros muchachos y muchachas, pusieron a todos patas pa’ arriba.
Tercer día consecutivo en que los muchachos se toman las calles. Empezaron tempranito y alargaron la jornada. Volaron plumas, de peón a paje. Salieron a condenar y tiraron a los pacos que, sin control, se metieron a un liceo, dispararon lacrimógenas en su interior, persiguieron y detuvieron. Pero a pesar de toda la escandalera que armó el régimen, esto no para. Es más, recién comienza, porque no es na’ así la cosa.
El reconfirmado subsecretario Manuel Monsalve no se demoró en amenazar con las penas del infierno. “Respecto a esos hechos de violencia, que implican destruir bienes públicos, que implican usar objetos contundentes para dañar vehículos o agredir a personas, el Ministerio del Interior ha tomado la decisión de querellarse”. La ley a medida, la infracción al Artículo 269, es decir, alteración del orden público.
En medio de la histeria, le llegó su aletazo a un apoderado que, desubicado en el fragor de la batalla lloró ante las cámaras porque “hasta cuándo todo esto”, porque “cuando tú tienes hijos y sobrinos, tú ves un porvenir, un progreso, una educación buena y de calidad. Estoy plenamente de acuerdo con la demanda social que hay que mejorar la educación en este país”, pero “el problema es que cuando te escondes tras una máscara, una molotov, no se consigue nada. Yo hoy día le pongo punto final a esto y saco a mi hijo de este colegio”.
Mmmm… comoquenotecreo.
Mejor sigamos con la narración de los acontecimientos, o más bien, la presentación de los patéticos personajes de la jornada, interrumpidos por los jóvenes en un día que, querían, hubiese sido pura y tranquila negociación entre ellos.
Con ustedes, la comunista Irací Hassler, la mandamás de la comuna de Santiago, la de los lentes hipster. “Esos hechos tienen que quedar fuera de la discusión pública. Hoy día necesitamos poder manifestar las distintas miradas que tenemos de manera pacífica”, señaló.
Sin duda, ya quisiera la Hassler que estos notables acontecimientos quedaran fuera de la discusión pública. Lamentamos informarle que no va a poder ser na’ así la cosa. Ella y la tracalada de cocineros estaban avisados desde muy temprano, es decir, iniciado el año escolar, que los liceos se abrían para luchar.
Así andan de mareados las altas esferas. Al correr la jornada de lucha, por un lado, los momios culpaban a “los comunistas” de un nuevo estallido social y, por otro, la funcionaria comunista de la Muni exigía castigo para los muchachos. “A nosotros nos parece que todos estos hechos tienen que tener las sanciones correspondientes”.
Mientras esto sucedía en los salones, los secundarios saltaban torniquetes, se tomaban los andenes de las estaciones de metro, aquí, allá y acullá, al ritmo de sus cantos juveniles, alegres, optimistas, anunciado a diestra y siniestra que no es na’ así la cosa, que ellos no están pintados, aunque ya quisieran los poderosos que así fuera.
“Hay situaciones que son puntuales de grupos acotados, pero tremendamente violentos, que son muy dañinos para nuestro país, para la democracia y para la propia educación pública”, dijo la edil del rojo deslavado.
Sin perder la oportunidad, los UDI, Juan Antonio Coloma y Christian Moreira, le pedían a la nueva ministra del Interior, Carolina Tohá, que se querelle con la Ley de Seguridad del Estado para parar de raíz la movilización.
Mientras, en la calle, los jóvenes, como si nada, a pesar de las amenazas, luchaban, en otro ring, el de los salones, los parlamentarios del Frente Amplio y los independientes se arrastraban por un lugar en la cocina, ante la asonada momia. “Nosotros queremos estar desde el comienzo de la conversación que va a haber, y por eso nos parece fundamental que tengamos un espacio”.
Y esa es la distancia moral. Ellos ruegan, transan, venden, se arrastran como gusanos. Nuestros hijos exigen “educación primero para el hijo del obrero, educación después, para el hijo del burgués”, al son del “evadir no pagar, otra forma de luchar”
Y así marchan y corren las calles con energía renovada; saltan torniquetes como gimnastas olímpicos; se toman los andenes, como quien entra a su casa. Y así luchan, las hijas e hijos del pueblo que ha vuelto a caminar con sus pies de gigante.
PD: por cierto, mañana hay nueva convocatoria. Una lástima, sra. alcaldesa Hassler, parece que esto seguirá en la agenda pública.