Para que no olviden, ni se confundan, ahí estuvieron hoy nuestras hijas e hijos, en miles, marchando en la Alameda. Ellos, como nosotros, allí, en el fragor de la historia para aclararle al régimen, entero, desorientado, que la época de las luchas ha comenzado.
El mochilazo de hoy, convocado por los estudiantes secundarios, nuestros muchachos y muchachas, es el verdadero hecho político del día. A esa misma hora, el régimen hacía malabares en esa arena de cancha pequeña, la del cambio de gabinete. Allí, las estocadas, las humillaciones, fueron lo previsible, lo de siempre.
Pero en el calle, donde se juegan “los gallos”, los estudiantes consiguieron una masiva convocatoria en la principal arteria de Chile para recordar y aclarar que los triunfos, las victorias, sea cual sea las formas que adquiera, le pertenecen al pueblo y que la derrota, inexorablemente, es de ellos, del régimen corrupto, en su conjunto.
Fueron miles los que llegaron, desde temprano, desde distintos puntos de la capital. De los liceos, acudieron sin dudar al llamado del Mochilazo. Desde Plaza Dignidad, marcharon, unos junto a otros, los estudiantes por la Alameda, hasta llegar a La Moneda. Le aguaron la fiesta de humillaciones a Boric y su gobierno, el traspaso de mando a la derecha.
Esto es sin llorar, hay que recordarles, pues le pesan sus derrotas.
Y respondiendo a Boric, que – citando, parece, a Coelho- dijo que “ser adelantado a su tiempo, es una forma elegante de equivocarse”, no hay que ser ni sofisticado ni vanguardista para darse cuenta que hoy estuvo allí el pueblo. Ni más atrás ni más adelante, sino en el mismísimo palpitar de nuestra época viva.