El pan nuestro de cada día

Por fin una medida de Estado para los trabajadores, para el pueblo de Chile. No es el litro de leche para cada niño. Se trata de algo más ambicioso: el pan de cada día, todos los días y con la mejor calidad. Se acabó el problema del alza de los precios, el gobierno se puso los pantalones con un plan nacional de alimentación. ¿Será verdad?

La primera medida, anunció -esta vez sin fanfarria y con inusual concisión y seriedad- será que el Estado aprovechará los recursos que, hasta ahora, pierde, mes a mes, por las exenciones al impuesto específico a los combustibles que gozan los camioneros. Se les comenzará a cobrar ese tributo que como pago de Pinochet a los golpistas tan generosamente se les perdona.

Además, declaró, desde septiembre se cortan los famosos gastos reservados. ¿Los recuerda? Es una caja negra entregada a los milicos, pacos, pdi, etc. etc., para que gasten en asuntos muy delicados que nadie puede saber qué son, porque comprometerían la seguridad del país. Bueno, ellos se farrean esa plata en joyas, viajes, autos de colección, comilonas, etc. etc. Nadie sabía hasta que se supo.

Como estas dos medidas significan mucho, pero mucho, dinero que ingresará al fisco al instante, sin trámites ni burocracia, el gobierno no se quedó en pequeñeces y anunció propondrá un gran plan de compra a los pequeños productores de todo el país para adquirir directamente, sin intermediarios, sus producciones de temporada. Por ejemplo, de Paine, los tomates, las sandías, el ají verde y el choclo en verano.

Durante todo el año, pescado fresco proveniente de las caletas de pescadores artesanales repartidos a lo largo de la costa chilena. Jureles, merluzas, robalitos. Salmones no, porque están llenos de antibióticos. El gobierno recalcó que sólo se comprarán productos libres de sustancias nocivas para la salud de niños y niñas.

Como Boric tiene casa en Chiloé, comentó, como ejemplo, que promoverá una asociación de los productores de papas y ajos. Del norte, papayas, higos. Y como los pueblos hermanos de Perú y Bolivia tienen frutas tropicales para tirar a la chuña, ya comenzaron negociaciones para, en el caso de Bolivia, a cambio de una flota pesquera conjunta, se intercambiarán frutas y verduras a precio de costo.

Para la carne y la leche, se está pensado un reimpulso de las cooperativas campesinas. No más carne podrida de Paraguay, ni leche de mentira. Además, se recuperarán los bosques de pino con que los Matte hacen papel, para plantar trigo. Se arreglarán las praderas y volverán los quesos frescos y los maduros, a la hora de la once, en las mesas de todos nosotros.

Es un plan integral. Está todo pensado. Primero, la salud y el bienestar de los niños y niñas. Una alimentación balanceada en los colegios y en las casas. Segundo, se apoyará a los pequeños agricultores que sobreviven las condiciones leoninas de los intermediarios que comercian con su sacrificio. Tercero, recuperaremos territorio para la alimentación. Entonces, si hay guerra en Ucrania, bueno, lo sentimos por los alemanes.

¿Está feliz? ¿No es acaso un plan redondo, una razón por la cual sentirnos finalmente orgullosos de quienes nos gobiernan?

Lo sentimos, por usted, por nosotros, por nuestros hijos, por los abuelos… porque todo esto es un sueño.

Lo que hoy el gobierno de Boric anunció es que, en una alianza con una ONG cuyo nombre no recordamos, recogerán los desperdicios de las ferias libres y se las entregarán a las ollas comunes, a las organizaciones de barrio, como le llaman.

La foto para las redes sociales.

Incluso le pusieron nombre, se llaman los Microbancos de Alimentos. Así, micro moral, micro humanidad, micro pudor, micro vergüenza… Bien saben que el pueblo, puede una y otra vez, de los restos hacer cada día dignidad.

Pero lo que el pueblo no hace, y ya lo sabrán, es comer mierda.

Si quiere llorar de rabia, de impotencia, de tristeza, es hora de hacerlo, porque mañana, o pasado mañana, o pronto, muy pronto, hay que volver y salir a luchar. Porque todo eso que queremos para nuestros hijos, para nuestros viejos, nos pertenece:  la mesa abundante y bien servida; los campos, los bosques, el mar y la hermandad.