Se emocionó y gritó más fuerte que de costumbre. Alto, muy alto, el tono de la rimbombancia que fue inversamente proporcional al anuncio del copago 0.
Di la verdad, Boric. La verdad es que el copago en Fonola es 0 para casi la mayoría de los cotizantes que se atienden en la red pública de salud. Los A y B y tiene un copago 0. El resto, los clase media, si existe algo llamado clase media, o sea los C y D, pagan hasta hoy, solo un 10%. El presidente anunció que desde hoy, también pagarán 0 pesos.
¿Pero qué tal si aplicamos un poco más de honestidad en esta grandilocuente noticia? El beneficio de pagar 0 pesos es para atenderse en los hospitales públicos, porque las clínicas, sabemos, son todas privadas. Allí usted paga lo que el consorcio de médicos dueño de la clínica dice que usted tiene que pagar por verles la cara.
Entonces, los bombos y platillos sacados en la ocasión para anunciar la nada, suena un poco a burla considerando que en la salud pública con suerte hay aspirinas.
El resto, todas las prestaciones, están pagadas por demás: las lentejas en polvo y la leche tipo engrudo; los días administrativos de los funcionarios menores y los paros laborales de los médicos.
Como el de Concepción por estos días. Llevan una semana de paro los diostores. Han suspendido 135 cirugías, entre muchas otras, las que esperaba hace dos años, para sus caderas, el viejo del boliche de la esquina.
Dicen que están sobrecargados de pega, por las licencias psiquiátricas de los colegas y del personal, por lo del Covid. Que con lo que ganan usando los pabellones del hospital en cirugías para sus pacientes privados, o lo que sacan en su consulta o en la Clínica de la cota mil no es suficiente. Que realmente con 20 palos mensuales -por lo bajo- no hay quien pueda por lo de la inflación, y entonces, el bono de 400 lucas que les está ofreciendo el Ministerio, es una afrenta.
Y paran, tan simple como eso. Aunque parados y sacando la vuelta se las pasan el día entero, el año entero. Pero eso ya es un detalle, suponen. Le pidieron a la ministra que “sea empática con los enfermos” y que suelte las lucas.
En fin, no es necesario que abundemos mucho más con esto de las conductas rayanas en la indecencia de este gremio indecente. Tendríamos que escribir un tratado y nos tomaría días de días, y no hay tiempo para tanta menudencia, porque hay que hacer la revolución.
El motivo de esta notas era reírnos un poquito del anuncio inversamente proporcional. Ya hemos dicho antes, pesa menos que un paquete de papas fritas.