A un año del asesinato del comunero Pablo Marchant Gutiérrez durante una acción de sabotaje contra maquinaria de Forestal Mininco, el pueblo y sus organizaciones desplegaron actos de homenaje en todo el país.
Hace un año exactamente fue ejecutado por carabineros el Weichafe Pablo Marchant Gutiérrez (Toño). Esto ocurrió en el contexto de un proceso de recuperación de tierras al interior del fundo Santa Ana Tres Palos, usurpado por la forestal Mininco (Cmpc).
Las acciones reivindicativas por la muerte y testimonio de vida del weichafe se multiplicaron por todo el país, marchas, mitings y sabotajes durante los últimos días dejaron ver la cercanía del pueblo mapuche con la lucha de todo un pueblo. En los centros urbanos y comunidades se desplegaron las acciones, Santiago, Valparaíso, Concepción, CholChol, Purén, Traiguén, Valdivia, Máfil. El llamado tenía un denominador común, la lucha por las demandas populares, mantener la lucha en las calles, organizarse para defenderse contra el Estado y derrotar el sistema.
El sentido de las manifestaciones refleja la necesidad y el sentido de urgencia hoy de establecer definiciones que “el Toño” supo reconocer, definir y desarrollar por la vía de una práctica honesta y sin mediaciones con el régimen, verdadero enemigo de todo un pueblo y garante del capital.
Toño nos interpela con su figura, su vida y su legado. Ese sentido universal y de reafirmación cultural y política que desarrolla el pueblo mapuche es lo que nuestra clase, la clase trabajadora, debe reconocer como propia y proyectarla en esa nueva sociedad. Es la confianza en el pueblo y la lucha por cambiarlo todo.