Parece que aquí alguien no pagó la cuota

Una decisión histórica. La autoridad ambiental paralizó la producción de una salmonera noruega en Magallanes, porque, con intención y dolo contaminó el medioambiente. Parece que Nova Austral no pagó la cuota.

Harta gárgara hizo el gremio de los salmoneros a propósito de la decisión. Resulta que Nova Austral no pertenece a Salmón Chile ni al Consejo del Salmón, el poderoso gremio que agrupa a la industria nacional y extranjera. Mala cosa no estar en el club.

«Somos enfáticos en rechazar de manera categórica y enérgica estos hechos, pues no corresponden a prácticas comunes ni a las metas que nos hemos propuesto dentro del sector salmonicultor», alharaquearon desde Salmón Chile.

«Condenamos a cualquier empresa que esté al margen de la ley, que incurra en malas prácticas o que falsee información, incumpliendo los estándares medioambientales y éticos que toda empresa debe respetar», se subió al carro el Consejo del Salmón.

El paisaje de la salmonicultura en Chiloé

Y aprovechando el viento en popa, los de la Asociación de Salmonicultores de Magallanes dijeron entender que “ante faltas graves como las denunciadas las sanciones sean proporcionales al daño causado».

Al bicho feo este de Noruega, usado de chivo expiatorio con esta sanción ejemplificadora, la superintendencia de Medioambiente le quitó la RCA (resolución de calificación ambiental), o sea no puede seguir operando.

Los argumentos de la autoridad ambiental, son que “se vio en la obligación de tomar una decisión histórica, entregando una señal clara. No es posible que se generen estos niveles de sobreproducción que causan daño ambiental en áreas protegidas como lo es el Parque Nacional Alberto de Agostini. Estamos frente a un infractor contumaz, que ya tiene una serie de procedimientos graves en la SMA. Con esto esperamos que el titular pueda mejorar su conducta ambiental en todos los centros que aún tiene”, señaló el superhéroe, perdón, el superintendente del Medio Ambiente, Emanuel Ibarra.

En las salmoneras el contrato es por temporada, se trabaja de pie, en turnos de noche y de día y se pasa mucho frío.

En el comunicado con la mala noticia para la noruega Nova Austral fueron bien claritos en indicar los criterios que fundamentaron la decisión. “La magnitud del daño ambiental en un área protegida; la intencionalidad de la empresa, considerando que la siembra, engorda y cosecha es una acción planificada y con total control” de la compañía; la contumacia de la empresa, que ya contaba con otros procedimientos sancionatorios, y el beneficio económico obtenido por las infracciones.

Vaya, vaya, vaya. Resulta que ahora existe una institucionalidad que protege el medioambiente.

Curioso, tratándose de una industria que es conocida vox pópuli por el irreparable daño causado en el mar interior del archipiélago de Chiloé, donde opera hace treinta años y que a falta de mar limpio ahora se fue más al sur.

O famosa en campañas internacionales por el  uso indiscriminado de antibióticos en sus procesos de crianza y la súperexplotación laboral de sus trabajadores.

Ahora resulta que la blanca paloma sabe hacer gárgaras.

Vaya, vaya, con el fallo.

¿O será que alguien aquí no pagó la cuota?

Preguntas ociosas de un miércoles por la tarde.