Como buen fin de semana, unas joyitas. Y es literal, o sea, tal cual. Y todo por el oro amarillo. A la hija de Eliodoro Matte Larraín, de la papelera CMPC, la pillaron chanchita tratando de entrar con joyas sin declarar por un valor de $37 millones. Y en Países Bajos, cuatro sujetos, a plena luz del día se robaron una joyas avaluadas en un poquito más, 28 millones de dólares. Lo hicieron a lo “Peaky Blinders”.
Hay una pequeña gran distancia entre lo que entró la chiquilla, de nombre Pilar Matte, que lo que robó la cuadrilla que entró a la galería en Países Bajos. Pero ambos son rateros, unos de mayor monta que la otra. Aunque la otra pertenece a la familia de un grupo de rateros de marca mayor: los Matte.
Pero para que vamos a hablar de ciertas cosas. Que se robaron la Araucanía completa durante la dictadura para plantar árboles y hacer confort, mejor no, mejor hablemos de los anillos que la susodicha quiso entrar al país sin declarar. O más bien declarando que costaban 526 dólares (unas 500 lucas) y no $37 millones que era lo que realmente valían.
Pensaría Pilarcita “que sabrán estos chilenitos de joyas, igual le pongo 500 dólares y pasan”. Pero no, los sabuesos de aduana cacharon que la pulsera de oro amarillo con diamantes, el anillo de oro blanco con zafiros y el anillo de oro amarillo con diamantes blancos podría valer un poquitín más que eso.
Así que la chiquilla habrá pasado un mal rato, un bochorno. Salir en los medios, su rostro a página completa, los memes en Twitter, Facebook y tal vez los matinales. Aunque es probable que no, que esta tarde o el domingo a más tardar papá Eliodoro Matte Larraín luego de tomarse el armonyl para relajar la vena, pesque el teléfono y los repase a toditos, que cuidado con la Pilarcita, que no es na’ chistosa la custión.
Entonces, si no hay más asunto, pasemos a una espectacular. El de los Peaky Blinders. Así estaban vestidos los tipos que entraron a los salones donde a esa hora, de día y con su público, se realizaba la feria de arte internacional TEFAF, en la ciudad de Maastricht, Países Bajos.
Bien disfrazados, de cuadrillé y boina tipo irlandesa. Bien en tono crema, al estilo de lo que sería la asistencia, para no desteñir, ni llamar la atención en demasía. Y zaz, que con combo en mano y rápidamente rompieron los cristales en que lucían tentadoras las joyas.
La policía no tiene claro qué es lo que se robó la cuadrilla cinematográfica, pero se sospecha que puede tratarse de un collar con un diamante amarillo canario, que fue “lo más destacado” de la exposición.
“Según expertos, es casi seguro que el atraco fue realizado por ladrones profesionales y probablemente sea complicado encontrar el botín, ya que lo habitual es que las joyas sean desmontadas y procesadas. El historiador de arte Martijn Akkermans cree que “será muy difícil” resolver el caso, pues debido a la cercanía de Maastricht de la frontera con Alemania y Bélgica es muy probable que las joyas abandonaran los Países Bajos inmediatamente después del robo”.
Digamos las cosas como son, al menos este último tiene cierta elegancia, cierto glamour, por decir algo. Pero sobre todo, puede presumir de ser absolutamente profesional. Una joya.