Ecuador: gobierno sitiado

Guillermo Lasso, el presidente de Ecuador, extendió el estado de excepción a más provincias y desplegó a los fuerzas armadas para detener las manifestaciones. La medida es ignorada por los movilizados que convergen hacia la capital, Quito.

En Chimborazo, Tungurahua y Pastaza rige desde este lunes el estado de excepción y la suspensión de garantías constitucionales, como el de la reunión. La semana pasada, la misma medida se estableció en las provincias de Pichincha, Imbabura, Cotopaxi.

Todas estas provincias son las que rodean la ciudad capital, Quito, donde está la casa presidencial. Lasso teme, y con razón. Ya en octubre de 2019 el pueblo ecuatoriano mostró su capacidad de lucha. Hoy vuelve a la carga.

El nuevo decreto de estado de excepción fue emitido minutos antes de que el parlamento tratara una moción para derogar la medida. La jugarreta de reemplazar el decreto le permite ganar tiempo, pero el enfrentamiento de Lasso con los propios partidos del régimen ha quedado en evidencia.

El gobierno ha ofrecido cumplir con algunas de las demandas de los movilizados, pero estos han señalado que el paro indefinido no se baja mientras el gobierno no resuelva la primera de las demandas, reducir el precio de los combustibles.

El Frente Unitario de Trabajadores convocó para el 22 de junio a una movilización nacional en contra de las políticas del Gobierno de Guillermo Lasso.

Allá, con una mano quieren negociar y con la otra abren la puerta a la represión de los militares y las policías. Hoy murió un manifestante, cayó a un barranco. Era parte de un grupo de manifestantes que se dirigía a Quito. Organizaciones de derechos humanos han denunciado que la víctima fue empujada hacia el vacío luego de verse sitiada por la represión del ejército y las bombas lacrimógenas de la policía.

Además, ya se cuentan en 61 los heridos, 18 de ellos de gravedad y 5 heridos oculares producto del lanzamiento directo al rostro de bombas lacrimógenas.

A pesar de la represión, Lasso no puedo detener el avance de indígenas, trabajadores y estudiantes que llegaron a Quito. Las “fuerzas de seguridad” también terminaron las jornada con bajas: 61 policías heridos, 14 retenidos por manifestantes, 2 carros policiales destruidos y una veintena con daños, según informes oficiales.

Marchas avanzan pese al estado de excepción y policías se atrincheran en la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

En 2019 la toma de la capital también fue fundamental y al igual que hoy, llegaron para sitiar el centro de la capital, por ejemplo, en las afueras de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, como en 2019, donde se produjeron los mayores enfrentamientos que terminaron con cientos de heridos.

Hoy, el edificio lucía como una fortaleza, a tope de militares. Quieren resguardar “los símbolos”. Los manifestantes han señalado que bien se pueden quedar con la Casa, que ellos tienen la organización y la fuerza.

El movimiento liderado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE y su máximo dirigente, el indígena “mariateguista” Leónidas Iza ha dicho que no van a dialogar mientras no se baje el precio de los combustibles, en primer lugar; la congelación de los precios de aquellos combustibles que están liberalizados; el control de precios de productos esenciales y moratorias de nuevas concesiones mineras en la Amazonía.