El pueblo resuelve mejor

Muchas familias vivimos hoy un período de incertidumbre. Miramos el futuro con temor. En el mundo hay guerras y amenaza la falta de alimentos. En nuestro país la plata que ganamos no alcanza para cubrir lo básico. Y desde el gobierno, un gran desorden. Mientras ellos tratan de resolver sus propios problemas como régimen, nosotras nos organizamos y seguimos el camino de aquellas que ya lo han hecho con anterioridad. He aquí la experiencia de una mujer, quien con todo en contra, resolvió, con otros, la necesidad económica, a pura organización.

Natalia era de Santiago. Hoy vive en Antihuala. Luchó muchos años por vivir dignamente en la capital pero decidió partir en busca de una mejor vida y futuro para sus hijos. Se vino al sur y sorteó varias situaciones antes de establecerse en el territorio. Actualmente forma parte de una feria, la cual se organizó para resolver el tema económico.

Organización para resolver nuestras demandas

Cuando la plata falta, cuando el hambre de la prole te obliga a resolver de qué manera llegas con el alimento y abrigo a la casa echamos mano a lo que sabemos hacer. Históricamente, ha sido la organización popular la que nos ha servido, tanto para exigir nuestras demandas, como para resolver lo que el gobierno no hace. Así lo hizo Natalia, quien nos relata cómo a través de la solidaridad, unidad y organización, pobladores y pobladoras de su localidad toman las riendas del asunto y comienzan a resolver en conjunto

“La organización a la cual pertenezco es una organización que nace como respuesta a la necesidad económica que teníamos en ese momento. En septiembre cumpliremos tres años trabajando juntos. Nos agrupamos. Nos unimos y formamos una feria. Fue un mes antes del estallido. Yo era nueva y otra niña que también era de Santiago me dijo que nos organizáramos. Como yo ya vendía cosas, le dije que ya no más.»

Así es cuando existe una necesidad. Unirse, organizarse y resolver lo que nos aqueja. El pueblo cuando tiene una demanda. Resuelve, con sus métodos y formas y no espera que venga alguien a salvarles.

«Nosotras nos unimos y comenzamos a convocar, se publicó fecha para la primera reunión. Era un día sábado. La sede se llenó de mujeres. Eramos como 80. Con mi amiga ordenamos la directiva. Inicialmente eramos puras mujeres, actualmente participan también hombres. – nos comenta – Además de vender hicimos varias cosas más. Juntamos plata. Con ese dinero se entregaron cajas de mercadería a cada familia, se compraron toldos . Y no solo eso – continua Natalia – también ayudamos a quienes lo necesiten. La solidaridad siempre está presente entre nosotros, y con cualquier vecina o vecino de la comuna que lo esté pasando mal. Si no hay solidaridad no se logra nada. La clase trabajadora es solidaria. Siempre que tenemos algún enfermo entre nosotros nos ayudamos y juntamos fondos. Nosotras vemos en el momento la situación de cualquiera que esté mal y los ayudamos. Para lo que sea.”

«Incluso – afirma Natalia- algunas mujeres gracias a la organización y el apoyo de las compañeras, han logrado retomar sus estudios. Si bien con estos espacios no se logra que se acabe el maltrato. Nos apoyamos de manera que las mujeres en esa situación logren salir de ese vinculo de violencia. Una compañera logró sacar al maltratador de su casa. A ella le faltaba el apoyo moral. De eso no se sale sola. Por eso también nos apoyamos en ese sentido», señala.

“Solo organizadas logramos lo que necesitamos. Cada cosa que ha logrado la clase trabajadora se ha logrado con organización. Cada vez que se sube el sueldo es con organización, la ley de la silla por ejemplo es el resultado de la organización. Nada es porque sí. Nunca nos han entregado las cosas en bandeja. Jamás han dicho: ahora les vamos a subir el sueldo por que se lo merecen. Acá siempre se debe exigir que se entreguen las cosas como corresponde. Por ejemplo; la salud. Si todos nos organizáramos, todo cambiaría. Cambiaría la salud pública, el trabajo, la educación. No existiría o habría mucho menos delincuencia , si todos ganáramos dignamente», finaliza Natalia.

Salir adelante , una meta del pueblo trabajador. Esfuerzo, organización, esperanza

Los anhelos del pueblo

Una buena vida, es una vida digna. No es tanto, solo pedimos dignidad.

“Yo me imagino esa vida – continua Natalia- sin las esperas en los consultorios. Sin espera para la gratuidad para los que no tienen como pagar los estudios superiores. Sin adultos mayores abandonados o que salgan a trabajar, adultos mayores como mi mamá que tiene 66 años y está desesperada por trabajar porque su pensión no le alcanza para nada. Sin discriminación en los colegios, en donde los niños con más vulneraciones son abandonados y dejados de lado. Con una casa propia para cada familia y por donde no se cuele el frio, un trabajo que nos alcance para vivir, no para sobrevivir.”

Y finaliza: “Los políticos no hacen nada porque ellos no saben lo que no es tener que comer. No saben lo que es pasar frio por no tener calefacción. No saben lo que es esperar más de 10 horas para ser atendidos en los consultorios. Mi mamá fue nana toda la vida, sus patrones – en esos años- eran dueños del Apumanque. Ellos, todos los años tomaban los juguetes, la ropa y los zapatos de sus hijas y los botaban. Preferían botarlos que dárselos a la hija de la nana. Mi mami sacaba de la basura las cosas que más me servían y las escondía en los arbustos. Ese día me decía que la fuera a buscar y sacábamos las cosas que ella había escondido. Nos íbamos con bolsos cargadas. Como si hubiésemos estado robando” – hace una pausa y continua- “Ellos nunca nos van entender. Ellos nunca han necesitado nada, siempre han tenido todo. Ellos no conocen nuestra realidad. Ellos no saben como vivimos. No entienden que nos organicemos y protestemos. Nunca lo harán, porque tienen todo. Nosotras tenemos la organización y la solidaridad. El cambio debemos realizarlo nosotras.”

La experiencia de organización popular llevada por este grupo de mujeres y hombres del sur del Biobío, debe señalar una parte del camino que debemos andar, para hacer frente con unidad, organización y solidaridad la crisis económica que golpea los bolsillos de las familias trabajadoras. Confiar en nuestras propias fuerzas. Unidad para luchar por nuestras demandas. Organización popular para cambiarlo todo.