Convención: todo bien, todo tranquilo

Mientras el gobierno, los parlamentarios -los senadores, sobre todo- y miembros de la convención constitucional se desvelan o alegran porque “el rechazo crece”, y traman planes B, C o Z, los dueños, en última instancia, del país, ven todo bastante bien con la nueva constitución.

Mónica Pérez, la periodista de canal 13, no es… tonta, sino que muy, digamos, forzuda. Pero cuando se enfrentó a Josep Borrell, el encargado de relaciones exteriores de la Unión Europea, toda su fuerza fue inútil. El hombre, un político español ya antiguo, ex jefe del PSOE, es demasiado experimentado. Todas las pachotadas le resbalaban y se disolvían como una gota de agua en un sartén de teflón caliente. La mejor parte fue cuando le preguntó sobre la convención constitucional, con la expectativa de que dijera algo… malo.

Obviamente, Borrell no lo iba hacer.

La Unión Europea ya había declarado en una carta en castellano, además de mapudungún, aymará, quechua y rapanui -para que a nadie se le pasara- que estaba para lo que la convención necesitara: “asesorías, diagnósticos, consultas”. ¿Quiere apoyo de alguna institución, quiere viajen unos eurodiputados a apañar? No lo duden, llamen a la delegación de la UE en Santiago y lo arreglamos. No lo dice abiertamente, porque eso no se hace, pero básicamente plantea que “si usted necesita que le paguemos algo, hablemos”.

Además, por su cuenta, la UE ya había lanzado sus propias iniciativas para “apoyar” a la nueva constitución.

Financia una “participación ciudadana” llamada, obvio, “Ahora nos toca participar”; tiene un programa pagado en radio Biobío; organizó unos encuentros con embajadores y burócratas europeos con diputados y senadores; y realiza unos “diálogos focalizados” con, como dicen en un documento oficial, “algunas instituciones chilenas, incluyendo algunos operadores del sector justicia, el ministerio de la mujer y actores sociales clave como asociaciones empresariales y sindicatos”.

Mira tú: focalizado, le llaman.

Hasta Mónica Pérez debió haberse darse cuenta de que Borrell -y los intereses que representa- está en el bando de #laconvencionsedefiende y no, #elrechazocrece.  

Pero no.

“La Unión Europea representa el 36% de la inversión extranjera en nuestro país. Es el primer inversor extranjero en Chile. ¿No hay miedo por parte de esos inversores? ¿Ningún miedo, en el cambio de reglas posibles que hubiera para ellos, producto de esta nueva constitución?”, preguntó la periodista.

El español esbozó una rápida sonrisa y decidió hacerla corta: “nadie me lo ha dicho”, respondió con la seguridad de alguien a quien sí le dirían si hubiese alguna queja. Al fin y al cabo, ese es su trabajo.

Uno de los que podría haber reclamado es, por decir, Alfonso Gómez Palacios, el representante para América Latina de Telefónica, el conglomerado español de telecomunicaciones.  

Nop.

«¡Qué no nos roben los cables!»: Alfonso Gómez Palacios de Telefónica

“Chile siempre ha sido como un faro de estabilidad de inversiones en la región. El esquema de protección de inversiones y el tema regulatorio y su discusión son como uno quisiera fueran en otros mercados. Yo veo con optimismo todo porque el entorno chileno sabe proteger sus inversiones. Podrá cambiar el gobierno y la Constitución, pero la importancia de las inversiones privadas no se discute y siempre hay interlocutores con los que se puede dialogar para generar condiciones de inversión estables”, declaró.

Claro. “Siempre hay interlocutores”.

De hecho, el único problema que ve en Chile, y de eso sí se quejó harto, es que les roben los cables de cobre.

Otro defensor de la plurinacionalidad, la democracia paritaria, el estado regional y sustentable, es el presidente regional de la minera BHP Billiton. Ragnar Udd, que no es vikingo, sino canadiense, dice que las transnacionales que explotan los recursos naturales chilenos deben “respetar la voz del pueblo” y cantó las loas a la nueva constitución: “estoy muy confiado en que Chile verá la enorme oportunidad que tiene como país”. Nada de andar criticando: “hay que esperar que el proceso se desarrolle y no quedarse fijado en uno u otro resultado”. Y agregó, ya hablando del business: “tenemos planes muy, muy, excitantes en Chile”.

Excitante.

Ragnar «#yoapoyolacovencion» Udd, de la minera BHP

¿Qué pasa?

¿Es que los capitales extranjeros no se han enterado de que la convención aprobó que los mapuche podrán reclamar el cerro Santa Lucía -perdón, Huelén, doble perdón, Welen- como “territorio autónomo”, y todo el centro de Santiago, también? ¿Y que a los dueños de los departamentos de calle Miraflores les indemnizarán con piñones tostados, porque así se estableció en las normas sobre expropiación? ¿Es que no lo saben?

No. Sí saben, por supuesto, al igual que el dueño del circo está informado sobre la rutina de los payasos, en este caso, los promotores del “rechazo”.

El miércoles, la convencional Elsa Labraña dejó los sahumerios para presentar más de 30 indicaciones con la misma idea central: incorporar la posibilidad de que el Estado pueda nacionalizar los recursos naturales y “bienes estratégicos”. Todas y cada una de ellas fueron rechazadas, con los votos de la derecha, la ex concertación, el PC, el FA, y no pocos independientes “de los movimientos sociales” y por la “eco-constitución”.

La declaración sobre territorios indígenas, en cambio, la misma que alimenta la campaña del “rechazo”, superó los dos tercios, sin dificultad.

Es lógico: eso no toca a los grandes capitales que dominan al país.

Este viernes se vota el informe de la comisión de medio ambiente y modelo económico. Ahí se sellará el contenido profundo del texto constitucional: si favorece la defensa de los intereses nacionales y la protección de la naturaleza o si les sirve a los dueños del país.

No aguante la respiración mientras espera el desenlace.

Es que, como dicen ellos, siempre hay interlocutores con los que se puede dialogar…