En su propaganda, Ucrania es una pequeña nación pacífica atacada por el malvado oso ruso. Pero esconde que, ya antes del conflicto actual, Ucrania era uno de los países más militarizados del mundo. La guerra sólo ha incrementado el negocio armamentístico. Aunque, por ahora, recibe donaciones militares de Occidente, eventualmente Kiev deberá pagar.
Volodimir Zelensky, el presidente de Ucrania, aparece en todas partes. En asambleas legislativas, en los premios Grammy, y ahora en la Bienal de Venecia, la cumbre del arte contemporáneo. Y en todas partes dice lo mismo: necesitamos armas, más pesadas, más cuantiosas, más modernas, más eficaces.
Sin ese material, dice Zelensky, Ucrania desaparecerá del mapa. Pero con el armamento que pide, promete, puede vencer a Rusia.
Las quejas y reclamos de Zelensky por cazabombarderos, artillería y tanques, ocultan el hecho de que su país ha realizado una carrera armamentista sin precedentes desde que inició su guerra interna en 2014.
En 2020 Ucrania dedicó cerca de 5.600 millones de dólares en defensa y ocupaba el puesto número 14 a nivel mundial en gasto militar.
Y el crecimiento de sus arsenales en lo que va de este año de seguro rompe todos los récords.
Las cifras de armamento entregado a Ucrania por la OTAN son espectaculares: cerca de 30.000 cohetes antitanque y unos 3.000 misiles antiaéreos portátiles, capacidad militar que sólo poseen los países más poderosos. Eso estaba destinado a parar a las tropas blindadas y anular la primacía de la aviación rusa.
En la segunda etapa del conflicto cambiaron los paradigmas, entraron en juego los misiles, que desarrollan el papel de aniquilar la logística y, la artillería para romper las formaciones del enemigo cercano.
Pero mucho de lo que han reunido los aliados occidentales para Ucrania se vuelvo ahora obsoleto, pues la infantería rusa ingresará a pueblos y ciudades después de bombardeos incesantes y la aviación operará sobre lugares asegurados para neutralizar al enemigo golpeado.
Los países que enviaron remesas de armamento son muchos, aquí algunos de ellos y su aporte al régimen ucraniano: Alemania envió 1.000 lanzacohetes antitanque Panzerfaust, 500 misiles antiaéreos Stinger, 9 obuses, 14 vehículos blindados, 10.000 toneladas de combustible y misiles antiaéreos Strela. Australia, 20 blindados Bushmasters. Bélgica, 200 lanzacohetes M72 LAW, 5.000 fusiles FNC y 3.800 toneladas de combustible. Canadá, misiles antitanque Carl Gustav y municiones. Croacia, armas ligeras. Dinamarca, 2.700 lanzacohetes y vehículos blindados. Eslovaquia, 600 cohetes antitanque, 12.000 municiones, vehículos de infantería BMP-1 y tanques T-72 MBT. Eslovenia, tanques T-72. España, 1.370 lanzagranadas Instalaza C-90, 700.000 municiones y ametralladoras ligeras. Estados Unidos: 18 obuses M-198 de 155 mm y 40.000 proyectiles, 300 drones kamikaze Switchblade, 11 helicópteros Mi-17, 200 vehículos blindados de personal M113, 4.600 misiles antitanque FGM-148 Javelin, Cañones M777 Howitzer, 1.400 misiles Stinger antiaéreo, 300 lanzagranadas y 20.000.000 de cargadores de armas pequeñas y de lanzagranadas. Estonia, misiles antitanque FGM-148 Javelin y municiones. Finlandia, 1.500 lanzacohetes, 2.500 fusiles, 150.000 cartuchos y 70.000 raciones de combate. Francia, misiles antitanque Milán, cañones César y combustible. Grecia, municiones, fusiles y lanzacohetes. Italia, misiles antiaéreos Stinger, antitanque, ametralladoras y morteros Milán. Japón, drones. Letonia, munición y cascos. Lituania, misiles antiaéreos Stinger. Luxemburgo, 100 misiles antitanque NLAW, vehículos y 15 tiendas de campaña. Noruega, 2.000 misiles antitanque M72 y 100 misiles antiaéreos. Países Bajos, 200 misiles antiaéreos Stinger, 100 rifles de francotirador, 50 lanzacohetes Panzerfaust3 con 400 cohetes y 7 radares. Polonia, misiles GROM. Portugal, fusiles G3, munición, visión nocturna y granadas. Reino Unido, misiles Starstreak antiaéreos, 4.000 misiles antitanque NLAW, 3.800 toneladas de combustible. República Checa, 30.000 pistolas, 7.000 fusiles, 3.000 ametralladoras, 1.000.000 de municiones, 4.000 proyectiles de artillería y rifles de francotirador. Rumania, munición, cascos y combustible. Suecia, 5.000 coletes ligeros anticarro AT4 y 135.00 raciones de combate. Turquía, 36 drones Bayraktar
Hasta ahora, el enorme costo de estas adquisiciones es cubierto, en su mayor parte, por la OTAN. Pero, en algún momento, los aliados cobrarán su ayuda.
El apoyo en armamento en un mes, transformado en dinero, supera lo que gasta Ucrania en un año. Y la suma va en aumento.
La UE ha entregado 450 millones de dólares, Estados Unidos 2.400 millones de dólares, Canadá 394 millones de dólares, España 48 millones de dólares, República Checa 9,1 millones de dólares, Rumania 3 millones de dólares, Croacia 16 millones de dólares, Australia 50 millones de dólares, Reino Unido 100 millones de dólares, y se deben sumar el resto de las naciones. Por ejemplo, el gobierno de Boric, en el lejano Chile, puso 100.000 dólares para defender los “valores de Occidente”.
Este tráfago de armamento, de carácter “humanitario”, más que defender a la población de Ucrania de Rusia, está destinado a mantener un conflicto de manera permanente, de forma de desgastar a los rusos a costa de los ucranianos. Mientras Europa se zambullirá en la zozobra política, militar y económica que deparará el conflicto, Estados Unidos y sus aliados cercanos pretenden fortalecer su primacía en Europa y en otras regiones del mundo. Y mientras, la industria de la guerra seguirá creciendo.