Sin novedades en el frente, como un día cualquiera bajo el gobierno de Piñera, así reprimieron a los estudiantes del Liceo de Aplicación que hoy se tomaron las calles y el liceo. El petitorio, lo de siempre: comidas decentes, arreglos del establecimiento y profesores para enseñar, para empezar.
Con progresistas en el gobierno o con reaccionarios, nada cambia para nuestros hijos en los liceos de Chile. Los muchachos han tenido que salir a marchar hasta por la comida de porquería que les dan.
Hace unos días, en Curarrehue, región de la Araucanía, los niños del liceo municipal Complejo Monseñor Francisco Valdés Subercaseaux marcharon para que sus escuelas tengan leña y no pasar frío. Hace un par de semanas, en el sur, en la isla de Chiloé, los jóvenes se tomaron su internado. Los colchones tenían larvas y en las duchas no había agua caliente.
En otros colegios, públicos y subvencionados, los “sostenedores” y administrativos se permiten acosar y violentar a nuestras hijas. Campea la ley del más fuerte. Las corporaciones municipales hacen la vista gorda. Qué decir, la justicia.
Y hoy por hoy, desde el Ministerio de Educación no dicen pío a pesar de que los chicos han salido no una, sino ya muchas veces a manifestarse -para ser violentamente reprimidos- por la situación extrema en que se encuentran “estudiando”, si se puede llamar “estudiar” a asistir cada día, a esas extensas jornadas completas, para encontrarse con baños sin agua, vidrios quebrados en las salas de clases donde se cuela el viento y el frío durante cada invierno, año tras año y donde la mayor parte del tiempo, ni profesores hay para enseñar.
Pero por favor, no pidamos tanto, llevan sólo una semana gobernando -o algo así- y cumplir con las “grandes y necesarias transformaciones de nuestra sociedad”, ese saco en el que caben todas las demandas mínimas del pueblo, toma su tiempo. Así que a esperar sentados, quieren decirnos.
Pero ¡no! no es na´así la cosa. Hoy, los chicos salieron a las calles nuevamente, como vienen haciendo otros desde hace semanas, en distintos rincones del país, porque mientras la educación no sea digna para nuestros hijos e hijas, lo saben, ya no hay otro camino, los liceos se abren sólo para luchar.