Mal, mal, mal: las predicciones del FMI

Luego del rechazo al quinto retiro en el parlamento, desde Washington soltaron la pepa. Los argumentos económicos del gobierno para impedir la recuperación de los fondos de los trabajadores, y su discurso del “programa” y de las “transformaciones”, son lo que parecen: puro cuento.

El gobierno de Boric lleva poco tiempo, pero ya agarró una muy mala costumbre. Si hay algo que le molesta, simplemente se ignora. ¿El ex-aspirante presidencial del Partido Comunista Daniel Jadue dijo alguna pesadez en Venezuela? “No comento las declaraciones del alcalde de Recoleta”, responde Boric. ¿Qué pasó en el parlamento con el quinto retiro y el proyecto trucho del gobierno? “Queremos concentrarnos en los temas de fondo”, replica el presidente.

Bueno, aquí tiene un tema de fondo, más específicamente, del Fondo Monetario Internacional. El organismo defensor de los grandes capitales y, en particular, de los intereses de Estados Unidos, publicó su último informe sobre la economía mundial. Y a Chile le asigna la parte oscura de la tabla, con menos actividad económica de lo que había proyectado previamente.

Para los atentos lectores de estas páginas, eso no es ningún misterio, aunque no ofrecemos pronósticos detallados del crecimiento del producto interno bruto como lo hace el FMI: 1,5% en 2022, 0,5% en 2023. Eso está notoriamente por debajo del promedio previsto para América Latina: 2,5% de crecimiento, y para los países emergentes y de “ingreso medio” a nivel mundial: 3,8%

Las proyecciones son, por lo pronto, un mentís a las aseveraciones de la “economía sobrecalentada” con que el gobierno quiso justificar su bloqueo al quinto retiro. Parece que esta gente tiene sobrecalentada otra cosa.

El informa del FMI es claro en una conclusión: los efectos de la guerra de Ucrania van a sacudir a la economía de todos los países del mundo. Y pone, para las naciones pobres, un panorama difícil: bajo crecimiento y alta inflación.

Las causas de las alzas las sitúa claramente en el salto de los precios mundiales de alimentos, en la disrupción de las cadenas globales de suministro y en el aumento de las cotizaciones de hidrocarburos y metales. Es decir, las ubica en el lado de la oferta y no, como los sobrecalentados genios económicos del gobierno, en la demanda y en los retiros de hace un año.

La descripción del panorama mundial es oscura, especialmente, para los países dependientes como Chile. Los orígenes de la crisis están en el propio sistema global. La respuesta que el capital favorece es, alternativa o conjuntamente, la reducción de los salarios de los trabajadores, aprovechándose de la inflación, o el crecimiento de la cesantía, debido a la recesión que viene.

En el primer caso, todo sube, pero los sueldos siguen igual (o suben menos que las alzas de los productos); en el segundo, “si no te gusta, hay cien tipos esperando afuera para tener tu puesto”.

Eso queda evidenciado en lo que se ha sabido hasta ahora sobre el proyecto de reajuste del salario mínimo que presentará el gobierno: 25 mil pesos ahora, otros 25 mil en el segundo semestre. Como eso está muy por debajo de la pérdida del poder adquisitivo en estos meses, la consecuencia real es una reducción de los salarios.

El efecto buscado es siempre el mismo: mejorar la posición relativa del capital a costa de los trabajadores.

Y esa es la razón por la que el gobierno se empecina tanto en frenar los retiros: si los trabajadores pueden contar con esos recursos, estarán en mejores condiciones de enfrentar el embate empresarial.

Frente a los métodos del capital y de sus servidores, a los trabajadores sólo les queda recurrir a los suyos: la unidad, la organización y la lucha. Y, sobre todo, sólo confiar en sus propias fuerzas.