Un vergonzoso acto de agresión

El gobierno del presidente Boric consumó un notable acto de agresión económica y política en contra del pueblo. Impuso, en alianza con la ultraderecha, los intereses de las AFP y del capital en contra de los reclamos populares. Y terminó, como era de esperar, en un fracaso total: su propio proyecto de «retiro» falso también fue rechazado.

¿Qué hacen los diputados antes de los grandes debates televisados? Al menos, los de Apruebo Dignidad estuvieron gastando los cartuchos de tinta de las impresoras de la Cámara de Diputados. No importa, no los pagan ellos: en grandes letras blancas sobre un generoso fondo negro, escribieron “No+AFP” y pegaron las hojas en las vitrinas detrás de las cuales emiten sus discursos.

Ese acto sólo aumentó lo absurdo del ejercicio parlamentario. Mientras que, en sus alocuciones, defendían los intereses del capital financiero y del sistema de las AFP, las desmentían con sus afiches, en que se apropiaban de una consigna que les era ajena.

No fue el único sinsentido.

La ultraderecha se declaraba “asqueada” por la falta de consecuencia de un bloque político que, en la oposición, había favorecido los retiros de las AFP y ahora, los negaba. A los diputados oficialistas no les quedaba otra que “invitar”, pero siempre “respetuosamente”, a que prevaleciera “la cortesía”.

No podían decir mucho más. El gobierno había clavado su suerte en un pacto espurio con la UDI y el grupo de Kast -¿no era fascista, ese?- para impedir el quinto retiro. Sus socios en esta nueva alianza les pagaron como es debido, con sorna y desprecio. “Están desesperados”, se ufanaba uno de ellos, de los más indecentes, “si le piden que se ponga un bikini” para frenar los retiros “el ministro Giorgio Jackson, se pone un bikini”. La imagen es tan desmedida, que su mero enunciado sirve para graficar la desvergüenza general.

Los partidos que sostienen al gobierno de Boric, el Frente Amplio y el Partido Comunista, porque sus otros aliados se aseguraron de no mezclarse en ese fango, se remitían a recitar las minutas redactadas en La Moneda y el ministerio de Hacienda.

El esquema de traspaso de fondos de los trabajadores de las AFP a los bancos, ideado por el gobierno, era el retiro “responsable”. Y, ellos, los parlamentarios eran, también, responsables. El hecho de que las personas con menos ahorros no se verían beneficiados directamente, servía de justificación para negarles la recuperación de su dinero a todos los trabajadores, en nombre de la solidaridad. Y ellos, que ganan casi diez millones de pesos mensuales, son muy solidarios. Los retiros serían un factor de inflación, que está hundiendo a la economía, pero, al mismo tiempo, los retiros ahora no se justifican porque la economía está recuperándose.

Sobre los debates planeaba, como un ave de rapiña, el trato cerrado entre el gobierno y la ultraderecha. Estos habían lanzado una de sus acostumbradas jugarretas, amenazando que votarían a favor del quinto retiro, a no ser que el gobierno presentara el mismo lunes, a más tardar, una reforma constitucional que declarara “inexpropiables” los fondos de pensiones.

Nadie se molestó en denunciar el hecho de que, en manos de las AFP, esos ahorros, justamente, ya han sido expropiados a los trabajadores.

No. Al contrario, el gobierno, para suprema sorpresa de la UDI y Republicanos, en efecto, se doblegó ante esa exigencia ¡que era sólo propaganda! ¡Cómo alguien va a tomar en serio eso! Alguien, se entiende, que tiene un mínimo de decoro, inteligencia, solidez o sentido de responsabilidad.

Al capitular frente a las más frívola de las demandas de los sectores políticos más reaccionarios del país, no sólo revalidó simbólicamente la constitución de Pinochet que, se supone, pronto será reemplazado por una nueva, sino que -es la otra cara de la moneda- condiciona a la convención constitucional para que se someta de similar forma a la demagogia de la derecha.

La consecuencia de esta increíble y genuflexa decisión no es que se reafirme una “propiedad” de los trabajadores sobre sus fondos que es meramente formal, debido a que, como ya vemos, éstos no pueden acceder a ellos, pero las AFP, sí.

El efecto, entonces, es justamente, perpetuar el mecanismo legal sobre el que operan las AFP. Cada mes, se les descuenta a los trabajadores el 10 por ciento del sueldo, quiéranlo o no. Y a eso se declara un “ahorro individual”. Pero, ahorro, lo que se dice ahorro no es.

La definición económica de ahorro es aquella parte del ingreso que una persona o un agente económico decide no gastar o, visto de otra manera, quiere consumir diferidamente, o sea, más adelante. Pero el ingreso efectivo de un trabajador ya no incluye las cotizaciones, porque esos se fueron a las AFP, cuando recibe el depósito en el banco, el cheque o el sobre con los billetitos.

El famoso “ahorro” previsional, bajo el sistema que rige en Chile, es la expropiación de parte de sus ingresos para el ahorro, no de los trabajadores, sino de las AFP, que toma la forma de capital. ¡Lindo!: declaran inexpropiable lo que ya expropiaron.

En los últimos días, dos -supuestos- referentes ideológicos del oficialismo, provenientes de España, dieron sus recomendaciones. Uno, Íñigo Errejón, recomendó pactar con la derecha, otro, Pablo Iglesias, aconsejó defender las demandas populares… un poco.

Pero ya queda claro que el verdadero cerebro político de este gobierno está más cerca: es Sebastián Piñera, sus métodos, sus objetivos… y sus resultados.   

Aunque ni él se atrevió a tanto.