La Asamblea General de las Naciones Unidas suspendió a Rusia del Consejo de Derechos Humanos. Llama la atención de los regímenes sudamericanos que siguen al pie de la letra los dictados de Estados Unidos y Europa.
Estados Unidos, presentándose como garante de los derechos humanos universales, sometió a votación la suspensión de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La votación fue 93 países a favor, 24 en contra y 58 abstenciones, que no se cuentan como votos para computar los dos tercios requeridos.
Desglosando las votaciones a favor, podemos decir que cerca de 41 países son europeos y muchos de ellos miembros de la OTAN; hay 17 pequeños países isleños; los demás, son Estados Unidos y sus aliados como Canadá, Japón, Australia, Corea del Sur, Israel, algunos países africanos y asiáticos; y muchos latinoamericanos: Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.
Causa indignación ver como los gobiernos de nuestro continente siguen la pauta propuesta por Estados Unidos y apoyada por la Unión Europea, sin siquiera reflexionar si las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos son verdaderas. Siguen ciegamente las denuncias de uno de los bandos de conflicto bélico.
En general, no se esperaba mucho más de estos países y de sus presidentes actuales.
Hubo países que votaron en contra. Muchos de ellos tienen una cercanía con Rusia, ya sea diplomática, económica, militar o cultural. Por esa razón, no es raro que la hayan apoyado. Bolivia, Nicaragua, Cuba, en nuestro continente. China, República Democrática de Corea, Irán, Siria, Vietnam, Bielorrusia, Argelia, son otros países que lo apoyaron.
Entre los que se abstuvieron se encuentran Brasil, México, El Salvador, de Latinoamérica. Y otros países como Egipto, India, Indonesia, Nigeria, Paquistán, Arabia Saudita, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, entre muchos otros. Algunos de estos países han sido aliados indiscutibles de los Estados Unidos, pero ante esta coyuntura han decidido mostrar un voto divergente.
Ven los perjuicios para sus intereses en la maniobra de Washington: en cualquier momento, bajo otras circunstancias, ellos mismos podrían sufrir una agresión en forma de sanciones y restricciones como las que aplican los países occidentales en contra de Rusia.
Aunque la votación parece aplastante en cantidad de países que votaron a favor, no lo es en cantidad de habitantes.
Sumando a todos esos países no alcanzan a ser cerca de un 20% del orbe, mientras que los que votaron en contra o se abstuvieron, forman el 80% de la humanidad.
Parece ser que todavía podemos confiar que frente a este vendaval de propaganda occidental en pro de Ucrania y contra Rusia, existe una parte del mundo que es prudente, que ha aprendido a desconfiar de la palabra de los “países civilizados” que tratan de mostrarse como defensores de la libertad, la justicia y la democracia, pero que, en la realidad, persiguen sus intereses.