La ministra en visita de la Corte Marcial, Romy Rutherford, en el caso Milicogate ordenó el arresto preventivo del ex comandante en Jefe del Ejército, Ricardo Martínez, quien hoy tuvo que acudir a declarar. Guardó silencio para no incriminarse más.
Guardó silencio hasta por ahí no más, porque lueguito de salir de la cita con la ministra Rutherford dijo que el nunca había viajado con platas públicas. El delincuente es investigado por la arista “pasajes y fletes” o el uso fraudulento de recursos públicos para viajes personales, en total, serían al menos 15 viajes, muchos de ellos acompañado por su esposa.
La decisión de la magistrada se apoya en el artículo 136 del Código de Justicia Militar. Esa justicia que ahora no les acomoda, pero que en su momento le sirvió a los militares -como traje hecho a la medida, porque así fue hecho- para escapar de sus responsabilidades en los crímenes cometidos durante la dictadura.
“Cuando haya motivo bastante para sospechar que una persona es autor, cómplice o encubridor de un delito, el fiscal podrá decretar su prisión o limitarse a citarlo a prestar declaración indagatoria, según las circunstancias”, dice esa ley, especial para milicos. Bueno, ahí la tiene.
Martínez Menanteau, además, quedó con arraigo nacional. No se vaya a arrancar como la ex chica rojo, perdón, como la ex alcaldesa de Antofagasta, Karen Rojo, la favorita de la derecha.