Como decían los griegos, la base de la cultura occidental, la moralidad es escoger siempre lo bueno, ante lo malo, no como una opción, sino como una obligación humana. Vemos hoy día que países que se dicen los paladines de la “libertad, la justicia, la verdad y la democracia” hacen caso omiso del actuar correcto y se muestran como son de verdad: regímenes que son inmorales.
La inmoralidad consiste en optar por hacer lo incorrecto, sabiendo que es malo.
Europa se erguía como los adalides de la moral en el mundo. Crean los tribunales internacionales para castigar a los que cometen delitos contra la humanidad, llaman a salvar la naturaleza y el medio ambiente, ayudan a países mediante ONG, etc.
Pero parece que todo eso tiene una base no muy fiable cuando lo contrastamos con la realidad y sobre todo con lo que sucede en la actualidad. Los tribunales internacionales no procesan a los militares de la OTAN que cometen crímenes en las guerras, menos a los mandatarios que son aliados suyos, como el caso de Arabia Saudita que mató y desmembró a un ciudadano en su embajada en Turquía. Además, son parte de los fabricantes de armamento en el mundo, de manera que el negocio es incentivar guerras para vender más. Llaman a salvar el medio ambiente y son los que más contaminan el planeta, siendo partícipes de la destrucción de la naturaleza en los países que depredan los recursos. Apoyan económicamente a organizaciones con el fin de acercarse al poder en los distintos gobiernos del mundo, fundamentalmente en los del tercer mundo.
Todo esto ha sucedido desde hace décadas, pero hoy se evidencia por la locura en que caen al tratar de imponer sanciones a Rusia. Quizás muestran la peor cara: el racismo en los pasos de inmigración para entrar a la Unión Europea, la defensa acérrima de un gobierno que es parte de una limpieza étnica, la entrega de armamento sin ninguna preocupación que en el futuro puede ser usado para fines terroristas, el egoísmo de Europa defendiendo sus intereses sin que importe la repercusión económica en los países más pobres del mundo, la amenaza de destrucción del planeta con armas nucleares, la creencia que el poder económico está por sobre la humanidad.
En el conflicto de Ucrania con Rusia se aprecian claramente la inmoralidad de los europeos y la OTAN.
Permitir el ingreso de mercenarios de todo el mundo, amparados en la lucha por la “libertad” de Ucrania, es parte de las acciones de la OTAN para dar capacidad operativa al gobierno de Ucrania. Luchar por dinero para un régimen conlleva un peligro, como se vio en el bombardeo en Lviv del Centro Internacional para el Mantenimiento de la Paz y la Seguridad, donde se capacitaba a los mercenarios para luego llevarlos a las zonas de combate. En el lugar había cerca de 200 mercenarios. Sólo 30 heridos escaparon a Polonia, los demás están muertos o heridos de gravedad. Rápidamente, Estados Unidos afirmó que no tenía efectivos norteamericanos como asesores en el país.
El reconocimiento de Zelensky a la compañía norteamericana Meta, que es dueña de Facebook, Instagram y Whatsapp, por “tener una postura activa” contra la agresión rusa. La postura activa es permitir el discurso violento contra los rusos “pero sólo en Ucrania”.
La aceptación de unidades milicianas nacionalistas en Ucrania, que se basan en una apelación al nazismo y el racismo, batallones como Aydar, Donbas, Azov, son algunos entre muchos. En el Donbas, en el este ucraniano, las unidades nacionalistas en la actualidad bombardean a diestra y siniestra a la población civil, como una forma de venganza por la aniquilación que hacen de ellos los militares rusos y de las repúblicas populares.
La censura de los medios de comunicación rusos, aduciendo que hacen propaganda a Rusia. Es decir, son censurados porque no muestran las noticias apoyando a Ucrania, lo que resalta la falta de objetividad de los gobiernos europeos. Es vergonzoso como los medios de comunicación repiten mentiras, incluso cuando ya se reiteró lo incorrecto de la noticia, persisten en seguir mintiendo.
Lamentablemente para los europeos la guerra en su continente, mostró lo peor de ellos, su faz oculta. Lo que escondían. La visión idílica de pueblos racionales, cultos y morales, se destruye con la realidad. Muchas zonas del mundo con más carencias económicas y culturales, podrían darle cátedra de moralidad al viejo continente. Al parecer están saliendo de una pandemia del coronavirus, pero tienen otra pandemia peor que los lleva a creer que el poder está en cuanto dinero poseen, que queda reflejado en el ataque con sanciones económicas, el virus que los corroe es el capitalismo.