Nos vemos, CTM

Parece fin de año. Falta organizar el paseo de curso. Pero no. Aquí nadie rompe platos sin pagar las cuentas. Llega el fin de una administración. El régimen se cambie de traje. Ahora viene uno color de arcoíris. Para el pueblo, esto recién comienza. Pagarán uno a uno todos los que se mancharon con la sangre de sus hijos.

En dos días más, el viernes 11 de marzo,  asumirá la presidencia de la República Gabriel Boric Font. Antes de las despedidas, se entregaron consejos, se palmotearon las espaldas, se mostraron las habitaciones, los cajones con decretos, los asuntos pendientes, las letras chicas. Y de paso, con cierto oportuno dramatismo, el saliente rememora y también señala el camino: no están bien los «afanes refundacionales».

Pero antes, un buen tiempo antes, el futuro presidente ya había advertido el camino. Nada será inmediato, el programa es serio, a largo plazo. Es simple, creen, dicen, mientras un frío recorre sus espaldas. “Vamos a cambiar el traje viejo por uno nuevo”, señalan.

¡No señores! No es na´ así la cosa.

Hay un montón de cuentas que arreglar. Ya pasaron los tiempos en los que las deudas quedan impagas.

Ya nos vamos a ver.

Tic-tac suenan las agujas del reloj. El pueblo, afuera, observa las mesas abundantes, las luces que lucen luminosas. Tic-tac suenas las agujas del reloj. Se ha acabado el tiempo para los arreglos de ocasión.

Tic tac suenan las agujas del reloj.