¿Por qué Ucrania no declara la guerra a Rusia?

El mundo se ha acostumbrado tanto a las “guerras de baja intensidad”, “híbridas”, “humanitarias” o simplemente, irregulares, que ya se ha olvidado de que, en un enfrentamiento armado entre dos Estados -una guerra, pues- también hay reglas y leyes que se deben cumplir.

Hace una semana -parece un mes o más- el presidente de Rusia, Vladimir Putin, anunció por televisión el inicio de una “operación militar especial” en contra del régimen ucraniano. Sus objetivos: la protección de las repúblicas populares del Donbas, y la “desmilitarización y desnazificación” de Ucrania.

No habló de “guerra”, por cierto. Los medios rusos son puntillosos de evitar esa palabra y, de acuerdo a corresponsales occidentales, el gobierno presiona a la prensa para que use la nomenclatura oficial: operación especial.  

Eso tiene una razón. La posición de Rusia es que su acción se realiza en el ejercicio de la legítima defensa, reconocida por la Carta de Naciones Unidas, y en virtud del llamado de ayuda de las repúblicas populares de Donezk y Lugansk.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, en cambio, no cesa de hablar de la guerra que sufre su país. Ante cualquiera que lo escuche, denuncia la invasión rusa, “ilegal” y “no provocada”.

Zelensky no sólo denuncia, también insta a otras potencias y la OTAN a intervenir militarmente en el conflicto.

Pero, pese a que habla de guerra, no la ha declarado en contra de Rusia.

¿Por qué no lo hace?

Eso también tiene una razón.

Una declaración de estado de guerra debe ser suscrita por el gobernante o el que detente un poder reconocido del país, refrendada por tratados vigentes o disposiciones legales establecidas nacional o internacionalmente, y debe indicar cómo han sido vulnerados por el país agresor.

En este caso, el casus belli, laofensa, es la invasión.

Pero hay un problema. Si Ucrania declarara la guerra en contra de Rusia, se obliga a cumplir con las mismas normas nacionales e internaciones que está invocando. La más importante: abstenerse de agresiones o actos contra la población civil.

Sin embargo, eso es exactamente a lo que ha estado dedicado el estado ucraniano en los últimos ocho años de… guerra en contra de las regiones separatistas del Este.

Además, una declaración de guerra implica el reconocimiento de la obligación de cumplir con normas específicas de protección de los civiles en la realización de las operaciones militares.

Sin embargo, la táctica empleada por las fuerzas ucranianas en los último ocho días ha consistido en la vulneración sistemática de esas reglas, como usar civiles como escudos humanos e instalar posiciones en medio de áreas pobladas, el procedimiento empleado por la guardia nacional ucraniana.

También se ha obligado a civiles a mantenerse dentro de las áreas de conflicto, impidiendo que abandonen el lugar a través de “corredores humanitarios”. Eso es lo que está ocurriendo en la ciudad de Mariupol, donde militares ucranianos fuerzan a las habitantes a permanecer en la ciudad.

Habitantes de Mariupol esperando que se abra el «corredor humanitario» para abandonar la ciudad.

El régimen ucraniano tampoco cumple con la obligación de que los combatientes usen uniformes o distintivos. Al contrario, entrega armamento a civiles que, incluso, se disparan entre ellos, porque no saben quién es el enemigo. Eso incluye a civiles de otros países y mercenarios que, legalmente, no pueden ostentar el estatus de combatientes.

Kiev tampoco ha cumplido con las normas que obligan a respetar la vida, integridad y dignidad de los prisioneros de guerra. De hecho, este sábado presentó a un grupo de militares rusos capturados que, de manera visible, fueron obligados a recitar el discurso oficial ucraniano. Esa exhibición pública de los prisioneros está específicamente prohibida desde 1929, en la Convención de Ginebra sobre el tratamiento a los prisioneros de guerra.

La idea de que la guerra se declare y se rija por normas parece ser un sinsentido. Si en una guerra está permitido matar y destruir ¿de qué sirven las limitaciones?

Y es un hecho de que en todo conflicto esas reglas se incumplen. Y Rusia, ciertamente, no puede afirmar lo contrario con respecto a su conducta.

Pero la diferencia está en un punto muy preciso: el régimen ucraniano usa la vulneración de esas reglas como parte integral de sus tácticas militares.

Quiere usar a su arbitrio a la prensa internacional y provocar confusión y accidentes para usarlos como propaganda, incluyendo la acusación, dirigida a Rusia, de que comete… crímenes de guerra.

Por eso no la declara.