¡Asesino libre!

La Corte de Apelaciones de Concepción rechazó los recurso de nulidad presentados por la fiscalía, INDH y el abogado de la familia de Manuel Rebolledo Navarrete. Su asesino, el infante de marina Leonardo Medina Caamaño queda libre.

La solicitud de nulidad del juicio fue vista el pasado 15 de febrero, luego de tres suspensiones. Ambas partes – en sus alegatos- pidieron anular; una, parte el juicio, la otra, la condena. El abogado del asesino, un tal Pelayo Vial, señaló que la condena era excesiva, pues todo había sido un accidente, quiere que el asesino salga libre de polvo y paja. Por su parte la familia indicó que no aceptaba la pena irrisoria al criminal: 540 días. Por eso continuaron casi a diario saliendo a exigir justicia por su hijo.

Papelografo pegado en Avenida Colon, Talcahuano.

Hoy, su familia volvió a constatar que la justicia para nuestro pueblo es una burla. La Corte de Apelaciones decidió no anular el juicio. Medina Caamaño pagará el haber arrebatado la vida de Manuel, con 540 días en libertad y firmando. Para ellos, fue un accidente de transito, para su familia -y para cualquiera que haya visto el video- un asesinato.

La respuesta de los familiares fue salir a la calle a demostrar su descontento, se juntaron en la animita, el lugar donde fue asesinado Manuel. No alcanzaron a protestar. Las inmediaciones se llenaron de patrullas, de vehículos civiles – con patentes pertenecientes al Banco de Chile- quienes, con armas al cinto y la intención de amedrentar, comenzaron a grabar a los asistentes, a fotografiar y realizar controles de identidad. Retiraron del lugar todo el material “inflamable”. Tan preocupados estaban que incluso llamaron a cuadrillas de trabajadores municipales, vehículos de seguridad ciudadana de la municipalidad y hasta un camión, para llevarse todo el basural que llevaba más de dos meses amontonado en el lugar. Eso – según ellos – para prevenir posibles barricadas.

Pacos y cuadrillas municipales despejando «milagrosamente» el sector aledaño a la animita del Polera

Luisa y Manuel no se amedrentarán, no se cansarán, no claudicarán ni bajaran los brazos, a pesar de este nuevo golpe que les propinó la justicia chilena, que decidió dejar en libertad al asesino de su hijo. Ellos saben que por este tribunal corre más que plata y que pelean con peces gordos, pero también nos señalan que tienen las fuerzas suficientes para seguir hasta las últimas consecuencias, hasta dónde sea necesario para encontrar justicia por su hijo Manuel.