Se ha descubierto que los regímenes de Argentina, Colombia, Brasil y Chile, que tenían presidentes de derecha en el año 2019, habrían sido parte de una conspiración para invadir Venezuela, todo esto bajo la coordinación de Estados Unidos.
Para muchos les resulta inverosímil que las fuerzas armadas de varios países de Latinoamérica hayan intentado, por lo menos en la imaginación, fraguar una invasión a otro país del continente, pues eso es propio de los yanquis.
Desde hace unas décadas y con el llamado “profesionalismo” de las fuerzas armadas del continente, estas han reducido la cantidad de efectivos y han renovado el material de guerra, junto con ello, como los países ya no eran enemigos entre sí, comenzaron a hacer fuerzas conjuntas y participar en misiones de la ONU que les permitía trabajar en conjunto y con un mando único. Todo esto por supuesto bajo el auspicio de los Estados Unidos. De esta forma participaron en Haití, después que los Estados Unidos sacaran al presidente, y la isla se transformara en un caos político hasta hoy día. La gran premisa es que en el futuro las fuerzas armadas deberían prepararse para otro tipo de lucha, ya no contra la soberanía del país, sino contra el pueblo y contra gobiernos que no tengan la misma afinidad política. Y como sería una guerra, todos los militares tendrían asegurada la impunidad de lo que hicieran, siguiendo el camino de los yanquis cuando matan civiles.
Conociendo a los militares de nuestro continente, según ellos: los mejores, los más aguerridos, los más valientes, al menos eso es lo que dicen, variando de país en país. Sabemos a ciencia cierta, que sus mandos se caracterizan entre muchas cosas, porque: son inmorales, poco profesionales, persiguen el dinero, no les importa su pueblo y siguen los postulados de otros países, lo que se llama traición a la patria. Basado en esto y en la experiencia que habían adquirido en Haití frente a los manifestantes “negritos” indefensos que huían cuando les disparaban, creían que estaban capacitados para cosas mayores.
El año 2019, cuando los Estados Unidos habían reconocido a Juan Guaidó como “presidente encargado”, incluso incitando al golpe de Estado contra el presidente Nicolás Maduro, es en ese momento que los yanquis y sus discípulos adelantados Piñera, Macri, Duque y Bolsonaro creen que se puede realizar una invasión sin muchos costos de vida, pues la población y los militares los respaldarían. Sus grandes planes se basaban en suposiciones y en que Maduro no haría nada por defender el país. Quedaría de manifiesto que eso no era real cuando se intentó hacer un alzamiento popular y llegaron unos cuantos adherentes o en Cúcuta cuando querían entregar ayuda alimenticia y sería un fiasco para los que estaban presentes.
La invasión contaría con muchos de los militares que pasaron por Haití, en el caso de Chile: las fuerzas especiales del Ejército y los infantes de Marina. Durante el levantamiento popular del 18 de octubre del 2019 lo vimos en acción, bastante “pencas” en su actuar, disparando a diestra y siniestra, sin mandos que dirigieran, y quizás lo más enajenante de todo, con un gran número de funcionarios que tienen algún grado de psicopatía. Los otros países y sus fuerzas no distan mucho de las chilenas.
La excusa para la invasión a Venezuela o la pequeña Venecia, sería la defensa de los derechos humanos y la asistencia humanitaria. De la misma manera y con estas mismas excusas Estados Unidos ha invadido diversos países por décadas, sin que nadie se oponga a sus intenciones. Es decir, al principio se presentarían como fuerzas de la ONU, y si no eran avaladas por ésta, como fuerzas de intervención que querían llevar la libertad al país.
Estados Unidos lanzó la idea y dio inteligencia para cualquier acción a ejecutar, pero ellos no se meterían, debían de hacerlo los países del mismo continente. Al final fue una frustración para los yanquis, pues una idea que dieron se transformó en alocuciones vociferantes de los presidentes de derecha de Chile, Argentina, Brasil y Colombia, que llamaban al derrocamiento de Maduro y a las fuerzas armadas de estos países que hacían planes que eran factibles en el papel y contra personas desarmadas, pero que al ir recabando más información podían resultar vencidos, pues una cosa es lo que se urde en la imaginación y otra es la realidad. Al final, quedó en evidencia que estos políticos fueron en sus países de los más nocivos presidentes que se han tenido, con grandes ínfulas de mandatarios. En lo que respecta a las fuerzas armadas estas no pueden estar supeditadas a otros países, solo por ese motivo deberían disolverse como tales. Sin el mando de Estados Unidos, no pueden hacer nada.