Sebastián Sichel, el candidato presidencial de la derecha en una primera instancia, hoy sigue lamentando la falta de apoyo de los partidos de Chile Vamos hacia él. Incluso argumenta que perdieron la presidencia por su apoyo a Kast
La derecha entró, desde hace unos meses, a un estado de autodestrucción, el mismo camino que hicieron antes el PPD, la DC, el Partido Radical, el Partido Socialista. Y ya se vislumbra que seguirán otros. Todo esto, es debido a la crisis del régimen político en su conjunto. Es un problema de conducción a nivel global y nacional. Y, por supuesto, el levantamiento popular del 18 de octubre de 2019 y sus consecuencias fueron un golpe demasiado duro.
La derecha enfrentó a elección presidencial con dos candidatos. Querían capitalizar cada voto, a uno u otro, de acuerdo a las circunstancias. Eso no les dio muchos frutos. Al final, optaron por el más confiable, cercano y conocido, aunque vulnerara muchos de sus supuestos postulados “democráticos”.
Le duele a Sichel la falta de lealtad de sus socios. La alianza que lo postulaba y apoyaba, al mismo tiempo que le juraba seguir hasta el final, lo traicionaba y se pasaba a apoyar a Kast.
Como todos son generales después de la batalla, Sichel se declara mariscal de campo y reflexiona: “los que polarizaron la elección hacia la derecha y patearon el avispero, son los que hicieron que ganara Boric. Polarizar la elección hacia la derecha significó aumentar el caudal de votos de Boric, y entregarle la modernidad, la moderación, el discurso sobre el futuro y los cambios a alguien como Boric, que representa lo contrario”.
Al final, se conforta con que los otros son los culpables. El hecho de que él fue candidato debido a una operación política de Piñera y su primo Andrés Chadwick, no lo menciona. Y, entre refunfuños, plantea algo que todos sabemos: al elegir entre alguien de la misma clase y un advenedizo, siempre elegirán al de su clase, lo que refleja en que, en privado, le decían que no era primo hermano de nadie para confiar en él.
Lo que tanto llora Sichel, es lo que pasa comúnmente en la política. Todo se mueve en torno a lazos familiares, amiguismo, lealtades y dinero. Y todo lo demás, la moral, la decencia y la honradez, no tienen cabida en ese mundo que sube rápidamente a algunos y sepulta a otros.
Importa más lo que se dice representar que lo que se es en realidad. Y así tratan de engañar a las personas.
Es joven enérgico, es profesor sabio, es empresario inventivo, es catedrático renombrado, es juez justo… con eso tratan de mostrarse cercanos y validarse ante las personas, por fuera. Por dentro, son los mismos de siempre: un joven que viejo, un profesor con ínfulas de escalar como sea, un empresario ladrón, un catedrático que va a dónde sea por la plata, un juez corrupto, y todas las variantes posibles.
En el caso de Sichel, escapa a Italia, alejándose de los políticos. Él lo puede hacer, porque, como político, juntó dinero con los cargos que le dieron.
Las personas comunes y corrientes, no podemos escapar de los políticos, ni juntar dinero, y lo único que nos queda es seguir luchando contra su régimen corrupto.