Ahora en Iquique

Cuando fue el levantamiento popular, en Nueva York también saltaron los torniquetes y fue como la pólvora, que se extendió la rabia. Hoy en Iquique, ayer en el Bronx NY, hace un mes en Castro, Chiloé. Aquí y allá el pueblo paga con dolor la desidia del régimen explotador, allí como acá el fuego destruye y como el fuego, avanza el pueblo, feroz y decidido, para construir, todo lo que le ha sido negado.

Hoy en Iquique se quemaron cerca de 100 casas. Ayer en el Bronx, uno de los barrios “marginales” de la gran manzana en Nueva York, murieron 19 personas, la mitad de ellos eran niños. Hace un mes, una población completa se quemó en Castro. Más de 500 personas quedaron sin hogar.

En cada uno de estos casos, hay desidia, abandono. El pueblo está en los márgenes, aunque el pueblo mueve el mundo con su trabajo y sacrificio, diariamente. Para nosotros los peores barrios, para nosotros, las casas de cartón, para nosotros, los edificios sin mantención ni extinguidores, para nosotros el margen.

En Iquique son cerca de 400 personas las que quedaron sin hogar. Se quemó en un santiamén el campamento, la toma,  emplazada en el sector Laguna Verde. «Este es un campamento, todas las instalaciones son irregulares y (la llegada de personas) ha crecido en el último año por el tema de la pandemia. Cualquier problema que suceda es difícil de controlarlo», informó el alcalde de la ciudad, Mauricio Soria.

¡Si! en el campamento no hay grifos y las calles son estrechas y no permiten que  entren los carros bombas. Es que la gente de la toma no hizo planificación territorial y sus arquitectos no dibujaron bien la estructura urbana del lugar.

En Iquique, como en Chiloé, habrá desfile de autoridades poniendo cara de circunstancias. El gobierno ya instruyó que viaje Karla Rubilar, la Ministra de Desarrollo Social. Antes que llegue ella, el pueblo ya habrá resuelto lo primordial, su ayuda, la solidaridad. Ellos, una vez más, llevarán promesas, en la medida de lo posible.

En el Bronx, como aquí en invierno, en los edificios populares no hay calefacción central. En invierno la gente se calefacciona, como acá, con pequeños braseros. Allí comenzó el incendio. Y la puerta antifuego que debía funcionar, no funcionaba porque no tenía mantención. Que mueran unos cuantos trabajadores ¿qué más da? dirán, total, somos tantos. Tantos para el recambio.

Porque somos tantos, juntos, unidos, tenemos el poder. El poder para cambiar de una vez por todas este mundo que no está construido para nosotros.