“Tranquilos, todo va a estar bien”

En unos apretados 30 minutos, el jefe de Carabineros le planteó al presidente electo todo lo que necesitaba del nuevo gobierno. Su principal preocupación, la plata. No debió preocuparse. Él y su tropa serán tan necesarios en el próximo gobierno, como en los anteriores.

El encuentro, “protocolar”, como se enfatizó, entre Gabriel Boric y el general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, en Punta Arenas tuvo menos revuelo que el encuentro del presidente Boric con su perro. Pese a la mascarilla, se nota la sonrisa prodigada al bueno de “Brownie”, mientras que en la foto con el paco máximo, Boric tenía esa cara de culo que pone cuando no maneja enteramente la situación.

Quizás no lo sepa, pero debió haber sido una reunión en que se intercambian exquisitas naderías. Por eso se llaman “protocolares”. El mero hecho de juntarse agota su objetivo. En este caso, el reflejo simbólico de la subordinación constitucional de la policía al futuro jefe de Estado. Puede redondearse con algún engañito: un llavero de oro institucional, por ejemplo, o un libro -ya sabemos que al presidente electo aprovecha cualquier momento libre para sacar uno de su mochila y abstraerse en la lectura, aunque a su alrededor estén dale, que dale, pidiendo las selfies o saludando.

Pero no. Yáñez tenía business. Lo primero: ¿qué va a pasar con las pensiones de los pacos?

Ya sabemos que se jubilan temprano, porque su trabajo -de estar parados por ahí, de molestar a la gente decente, hacer tratos con los narcos, ignorar los llamados de emergencia, robarse la plata del Estado y matar al pueblo- es mucho más esforzado que el de las personas que hacen cosas útiles.

Esos últimos no se pueden jubilar a la edad legal: tienen que seguir poniéndole, nomás, a pesar de su vejez. Con los carabineros y militares, es otra cosa. 25 años de servicio y ya están con una jubilación de más de un millón de pesos, en el caso de los pacos.

Haga la cuenta: a la edad en que se retiran, ni nietos tienen. Sin hablar de otras regalías. El Estado chileno gasta, sólo en DIPRECA, que maneja las jubilaciones de los pacos, gendarmes y detectives, más que en las pensiones básicas para todo el resto de la población. Actualmente, son poco menos de medio millón de personas que reciben la pensión básica, frente algo más 45 mil ex-polis.

En total, el Estado de Chile gasta anualmente 3.300 millones de dólares en pensiones (o sea, las pensiones básicas y el aporte para “mejorar” la miseria que pagan las AFP) para unos 1,3 millones de personas. Para algo más de cien mil jubilados de las Fuerzas Armadas y de Orden, el fisco destina más de 2.500 millones de dólares.

Sobre eso, Boric le dijo al general, según lo consignó radio Cooperativa: “que tuvieran tranquilidad.”

Había otro asunto espinudo. En la campaña electoral, Boric se había presentado ante la ciudadanía prometiendo una “refundación” de Carabineros. De hecho, en una ocasión, en que los pacos habían matado, de nuevo, a un joven indefenso, había señalado que eso debía hacerse “ahora” y enfatizó la urgencia de esa empresa con la expresión “¡por la chucha!”

En una breve reunión protocolar no caben las malas palabras, pero sí las promesas. Debido, señaló, a “los casos de corrupción que sacudieron a Carabineros desde el 2017 en adelante, por los casos de graves violaciones a los Derechos Humanos que no se pueden volver a repetir, como también por lo que más le importa a la gente en sus barrios: la eficacia de la acción policial”, se requiere de una “reforma” de la institución.

Pero, tranquilos, todo va a ser “conversado”. “El general me dice que están muy disponibles a tener esta conversación y no solamente una declaración de buenas intenciones, sino a ejecutarlas en la carne”, indicó Boric.

Una “reforma” de Carabineros, Boric lo sabe, porque fue diputado, es lo que propuso en el parlamento Piñera quien, a diferencia de su sucesor, no creía tanto en eso de “conversar” con los pacos. De hecho, cuando llegó a la Moneda echó al jefe de Carabineros, el general Villalobos y a todo su grupo, cercanos al gobierno de Bachelet y que habían ejecutado la política de militarización y persecución en contra de las organizaciones mapuche como la Operación Huracán. Después echó al que nombró en su reemplazo y a varios más del alto mando. Cuando ya no había a quién más poner, surgió el levantamiento popular… y Piñera los necesitó.  

Boric se rodea, actualmente, de los mismos asesores de “seguridad” de los gobiernos de Bachelet en los que se crearon las condiciones para que la corrupción de Carabineros alcanzara niveles estratosféricos y se profundizara la persecución de las luchas sociales, con especial saña en contra del pueblo mapuche.

Razones para que los pacos ladrones y asesinos puedan estar tranquilos, entonces.