En Barrio Norte, histórico sector de Concepción y en numerosas poblaciones de nuestro país, se celebra la navidad. Con juegos, golosinas, murales y regalos para los más pequeños de nuestras familias, se realiza esta histórica tradición popular.
El sábado, en el Biobío, fue el turno de Barrio Norte. Vianka Cid Tattoo parte de la organización Volviendo al barrio, señala para Revolución : “Estamos haciendo la actividad de la navidad popular en conjunto con el CTRR, enfocada en los niños en el primer bloque y el segundo bloque una actividad más familiar, también invitamos a la red de oficios de Barrio Norte, pymes y artistas, para que puedan mostrar su música y arte. Los niños y niñas han disfrutado la actividad de hoy, más adelante seguiremos haciendo más actividades para los niños y jóvenes para ocupar los espacios públicos que son de todos y todas.”
Vianka finaliza haciendo el llamado a otras organizaciones a trabajar en conjunto para organizar actividades similares en los barrios y a hacer aportes a través del Instagram @volviendoalbarrio también a @viank.sixxtattoo
Por su parte Paulina, integrante del Cordón Territorial Rebelde y Revolucionario nos relata “Nos configuramos como una organización política territorial, con principios anticapitalistas, antipatriarcales y por una vida feliz. Dentro de esa lógica surge la idea de cerrar el año con una actividad que sea para las niñas, los niños y les niñes, quienes debido a la pandemia lo han pasado mal. Las familias también han vivido dificultades económicas. Entonces quisimos cerrar el año con una navidad popular que cuente con juegos, dulces, comida y que no tengan que pagar por nada.”
“Muchas veces vienen acá y ponen castillos inflables y te cobran dos lucas los quince minutos. Nuestros niñes no pueden pagar eso, entonces nuestra idea es que fuera accesible para todos y todas. De ahí nos organizamos con los cabros de Volviendo al barrio, que son de la Merino y soñamos esta navidad en conjunto y a pura autogestión la paramos, pedimos colaboraciones y hartas personas nos dieron dulces, jugos, galletas. otras personas nos dieron aportes económicos, con eso pagamos los juegos inflables, al dj y compramos las bolsitas. También nos dieron donaciones en regalos, entonces cada bolsita llevaba su regalo así que fue bacán, un día hicimos acopio en el súper de nuestra población ahí hartas personas nos aportaron igual. Calculamos 120 bolsitas y nos faltaron así que hicimos bolsitas de emergencia finalmente calculamos unos 170 niñes, en ese momento conseguimos más regalos e hicimos concursos para poden entregarles algo. La campaña se realizó a través de las redes sociales en Facebook cordón y en Instagram @corterebeldeyrevolucionario”, finaliza Paulina para nuestro medio.
Por último el cordón señala en sus agradecimientos: “Agradecemos a quienes colaboraron con la hermosa navidad popular. Nos nutrimos de colores y sonrisas para nuestres niñes de la pobla. Este es nuestro espacio, esta es nuestra praxis. Aquí estamos vivos, felices, rebeldes y revolucionarios. Fue un lindo día en torno a la niñez, ferias y en el centro la demanda la exigencia de libertad para nuestros presos y la exigencia de justicia para Manuel Rebolledo. Cada sonrisa es un impulso a la lucha. Gracias a los compas de Volviendo al barrio por esta magnífica organización y coordinación. A Tardón. A las muralistas. A “El mundo en mis ojos”. A Lucitano. Al dúo amigos del Folklore, A Jeny, a Mr Pipa. A Suerte perra. Y a todes quienes aportaron con juguetes dulces y dinero para que les niñes vuelen como pájaros.”
El que se crio en población sabe la ilusión que significan para los niños estas actividades populares. Sin duda vio a sus madres y vecinas organizar con empeño estas navidades. Los cabros chicos esperábamos ansiosos y asistíamos con nuestras mejores pintas a ver al viejo pascuero- quien siempre con calor y dentro de un traje con una guata falsa- nos entregaba la bolsita de dulces. Otras veces – cuando estaba mejor la cosa- venía además una sorpresa. “La Navidad es para los niños”, decían las viejas mientras servían la leche con chocolate y naranja con una tetera en vasitos que cada uno traía de la casa y nos sentaban en aquellas largas mesas armadas con caballetes. Que eran para nosotros las mejores mesas compartidas.
Al margen del ajetreo del fin de año, esa costumbre de organizarse para celebrar colectivamente a los más pichichos de la casa y regalarles un rato de felicidad en medio de tanta violencia, está aun vigente en nuestras poblaciones y año a año se vuelve a replicar en la mayoría de los territorios de nuestro pueblo y entregan alegría a ellos y ellas que son el corazón de nuestra lucha.