La realidad… real

La plaza Dignidad amaneció con un adefesio: un lado con pasto y flores puestos a la ligera, y el otro lado, sin pasto. Lo que no calculaban los “inteligentes” creativos de la derecha, es que reflejan, no el momento político electoral que vivimos, sino la realidad de nuestro país.

20 de diciembre de 2021

Durante la noche, un grupo de personas ligadas a la derecha puso pasto y flores en un lado de la plaza Dignidad. Querían mostrar, según ellos, el mundo que ellos representan y el mundo del otro candidato. Pero lo único que reflejaron, no tiene nada que ver con el proceso electoral en curso, sino la separación de las clases.

Pretenden hacer creer, como lo han hecho por décadas, que son una mayoría, aunque “silenciosa”.

Esto es bien sintomático. En las elecciones del apruebo y del rechazo y, después, en la de los constituyentes, quedó reflejado que la mayoría está en contra del sistema que ambos candidatos defienden. Lo que trataron de mostrar los improvisados jardineros es que el mundo en que ellos viven es óptimo. Es el Chile que debe prevalecer: bien cuidado, con gente de la misma clase y que puede mantener ese estatus de vida gracias al trabajo de otros, que no viven allí. La desigualdad debe mantenerse.

El último día de las campañas mostró dos aspectos diferentes de lo que sucede en Chile. Por un lado, los candidatos apelaban a las masas, uno en el barrio alto, y otro, en Santiago centro. Pero fuera del marco electoral, miles de personas se reunían en la plaza Dignidad a mostrar su júbilo frente a la indignidad de una fallecida, que junto a su esposo, fue parte de una época de injusticia y maldad.

En la noche, en el mismo lugar ponían pasto, pensando que sería una propaganda fulminante contra el candidato liberal y progresista. No fue así. Sólo sirvió para que la ciudadanía otra vez rememore toda la desigualdad que marca a al país. En las poblaciones abundan las plazas, las veredas y las canchas sin pasto, sin árboles -flores, ni hablar. Todos querrían que los lugares fueran verdes y frescos y bonitos, pero no hay dinero para eso. Generalmente, los alcaldes y sus socios se roban la plata. Y no es sólo eso, falta implementación en las escuelas, materiales en los consultorios, falta seguridad en las calles, faltan viviendas dignas e incluso faltan lugares para salir a distraerse o hacer deportes.

Quizás esa forma tan burda de mostrar la realidad, sólo logre despertar a las personas de la “enajenación” en la que han querido sumirla durante estas semanas de campaña política, con un país en una elección crucial “de vida o muerte” entre extremos.

Pero si la imagen de una plaza dividida tiene un significado político-electoral, sería el cuadro que dibujó la diferenciación entre el apruebo y el rechazo. El primero se impuso con el 80%. Y, en realidad, cualquier elección posterior sólo tergiversaría esa realidad.

Parece ser que, a pesar de todo, seguimos estando en la realidad… real, y no la que se ha tratado de crear en estas semanas.