Justicia para Walsh y sus compañeros

45 años han pasado desde que la hija de Rodolfo Walsh, Victoria, se suicidara antes de ser detenida por los represores argentinos. La muchacha fue emboscada por los militares junto a sus compañeros. Unos fueros asesinados, otros desparecidos. Victoria no les permitió ese triunfo. Su padre fue asesinado un año después.

Este martes, 10 ex militares argentinos fueron detenidos por la Policía Federal Argentina por la muerte de Victoria Walsh, hija del destacado periodista y escritor argentino Rodolfo Walsh.

Según informa el diario trasandino Página 12, el juez federal Daniel Rafecas logró reconstruir qué militares habían comandado esa represión y ordenó su detención. Este miércoles los 10 militares serán indagados. Se trata de los militares en retiro, Héctor Eduardo Godoy, Gustavo Gilberto Tadeo, Danilo Antonio González, Abel Enrique Re, Carlos Alberto Orihuela, Ricardo Grisolía, Gustavo Antonio Montell, Hugo Eduardo Pochón, Guillermo César Viola y Domingo Armando Giordano.

Esa mañana del 29 de septiembre de 1976, los jóvenes montoneros fueron emboscados en un barrio de Buenos Aires. En el operativo fueron asesinados Alberto José Molina Benuzzi, Ignacio José Bertrán, Ismael Salame y José Carlos Coronel. Otros cuatro fueron secuestrados y llevados a centros clandestinos de tortura. Victoria, de 26 años se suicidó antes de ser detenida.

Según los archivos del Grupo de Artillería de Defensa Aérea (GADA)  –cuenta Página 12- el despliegue militar para el operativo fue pocas veces visto. Participaron tres jefes, trece oficiales, 61 suboficiales y 134 soldados, además del personal que envió  Gendarmería y la policía Federal. Según los citados archivos, el ataque duró entre 45 minutos a hora y media. Se lanzaron bombas y granadas.

Rodolfo Walsh, el padre de Victoria,  fue asesinado al año siguiente luego de difundir públicamente su famosa Carta Abierta a la Junta Militar, considerada una de las obras más importantes del periodismo latinoamericano, en la que denunciaba las atrocidades cometidas por la dictadura militar argentina.

Sobre la muerte de su hija, Walsh escribió «Vicki pudo elegir otros caminos que eran distintos sin ser deshonrosos, pero el que eligió era el más justo, el más generoso, el más razonado. Su lúcida muerte es una síntesis de su corta, hermosa vida. No vivió para ella, vivió para otros, y esos otros son millones. Su muerte sí, su muerte fue gloriosamente suya, y en ese orgullo me afirmo y soy quien renace de ella».