Finalmente, en el caso de Manuel Rebolledo, hubo sentencia. El Tribunal Oral en lo Penal de Concepción dio lectura al fallo en contra del infante de marina Leonardo Medina Caamaño. La sentencia fue de 540 días en libertad y firma mensual.
Así fue. En un par de minutos y luego de cambiar el día en el cual se comunicaría la sentencia, debido a la “Teletón”. El Tribunal Oral en lo Penal de Concepción comunicó la sentencia para el asesino “…540 días de reclusión menor en su grado mínimo … suspensión de cargo o oficio público durante el tiempo de la condena y al pago de las costas de la causa por su participación en calidad de autor del cuasi delito de homicidio simple cometido a la persona de Manuel Alejandro Rebolledo Navarrete.”
En el idioma técnico, el que sin duda fuera creado para que sólo ellos se entiendan, señalan también: ”se sustituye al sentenciado Leonardo Medina Caamaño al cumplimiento de la pena privativa de libertad impuesta, por la remisión condicional de la pena, para lo cual quedará sujeto al control de gendarmería de Chile por el mismo lapso de la condena.” En palabras simples, esto se traduce en que el asesino puede cumplir su pena en libertad y firmando, por el tiempo que dure la causa en gendarmería.
Por último señalan que se “abonara en su caso a su favor, el tiempo que estuvo privado de libertad con ocasión de esta causa, esto es desde las 18:50 horas del día 21 de octubre de 2019 hasta las 11:15 horas del día siguiente. Lo que equivale a un día. ” ¡Un solo día ha estado detenido! Un solo día. Mientras en las cárceles abundan los jóvenes luchadores. El hombre que asesinó y la institución que mandó a asesinar a nombre del gobierno, solo ha pasado detenido un día, ha gozado de la libertad y de un sueldo mensual y ahora además se le devuelve el día que debe haber pasado con sus colegas comiendo y tomando café. Así de grotesco, así de injusta es la justicia con el pueblo.
No confiamos en ellos
Cuando el pasado 24 de noviembre el Tribunal en lo Penal de Concepción, pese a las pruebas, decidió condenar a Leonardo Medina Caamaño por cuasi delito de homicidio – es decir algo así como un accidente de tránsito – ya estaba claro que la sentencia que se comunicaría ayer no cumpliría con lo mínimo solicitado por la familia y con lo que exige el sentido de decencia. Que el asesino pague con cárcel y que se le otorgue una pena más alta, acorde con el bien vulnerado, la vida de otro ser humano. Al condenarlo por cuasidelito de homicidio, se preveía que el asesino conseguiría estar como está hoy, en libertad y con firma mensual. Es es el valor que le asigna el Estado a la vida de un ser humano como Manuel Rebolledo. Su asesinato no amerita para este régimen, una condena ejemplar. Es más, se trata de un espaldarazo para los asesinos.
Luisa Navarrete, madre de Manuel Rebolledo declaró a REVOLUCIÓN que no está conforme con la resolución del tribunal “Nosotros no aceptaremos esa resolución, hay pruebas, hay videos, hay peritajes que muestran que lo que pasó fue un asesinato y no un accidente. El lo siguió por el sitio eriazo y no frenó el camión hasta después de atropellarlo”. Su padre Manuel nos informa que solicitarán la anulación del juicio. Para que luego, en un plazo de 10 días, los abogados de la familia evidencien los vicios del proceso y anularlo. “Nosotros no descansaremos hasta obtener justicia, aunque debamos comenzar todo nuevamente. No lograrán cansarnos, sabemos que eso es lo que quieren. Hoy a pesar del dolor. Por nuestro hijo somos más fuertes”. Afirma Luisa.
La sentencia entregada por el tribunal ayer fue una nueva demostración de que la justicia no existe para ellos ni para su hijo. Luego de más de dos años de espera. Luego de semanas de alegatos, presentación de testigos, de rabia y cansancio. Sus padres y hermano quienes a diario asistieron a las afueras del tribunal, a veces con sol, a veces con frio y cansancio- hoy están molestos y hacen el llamado a las organizaciones a apoyarlos, a no dejar que la justicia haga de las suyas, a no dejar que el caso de su hijo Manuel se olvide. A no dejar que el asesino quede en libertad.
Las injusticias y abusos de los cuales hemos sido testigos como medio durante el desarrollo de este caso, son incontables. Y hoy se evidencia nuevamente una realidad. Este sistema no sirve a los intereses del pueblo. Como en un partido de futbol, los árbitros juegan para el otro equipo. En ellos no se puede confiar. El Estado paga por defender a sus agentes asesinos. Los jueces fallan a favor de ellos otorgando penas mínimas y el pueblo sigue siendo castigado una y otra vez.
Hay que cambiarlo todo.