Dos formas de política

La decisión de Fabiola Campillai de llamar a votar por Gabriel Boric, puede ser controvertida, como todas las decisiones políticas. Pero refleja una forma de encarar la política que es muy distinta a la empleada por el destinatario de su apoyo.

“No puede ser que, ante el gobierno que tenemos hoy -que ha sido capaz de asesinar, de derramar sangre, de tomar prisioneros a nuestros jóvenes- no sabemos qué puede pasar con un gobierno de extrema derecha, negacionista”: ese fue el fundamento del llamado a votar por Boric que realizó Fabiola Campillai, senadora electa por la región metropolitana.

La decisión ocurre luego de que la misma noche de la primera vuelta electoral, Fabiola Campillai realizara otro llamado, dirigido al propio Boric, para que el candidato se comprometiera a liberar a los presos políticos. No hay respuesta, a la fecha, a ese requerimiento. Más bien, la postura que ha asumido la coalición de “izquierda” va en la dirección contraria.

En la conferencia de prensa, Campillai reconoció que “si bien se ha hablado poco de nuestros presos en su campaña, tenemos toda la fe en que ellos van a conseguir su libertad con el gobierno de Boric”.

El llamamiento de Campillai refleja cómo se ha expandido la noción en importantes sectores, especialmente los más politizados, de que la elección de segunda vuelta se ha convertido en una “lucha en contra del fascismo”.

Sin embargo, se vote o no, por Boric o por Kast, el que salga elegido será un representante del régimen. Eso hay que tenerlo en cuenta, porque ni Boric se plantea transformaciones reales, ni Kast pretende establecer un Estado nazi. Ambos, en cambio, quieren defender el régimen actualmente existente, un régimen cuyo espectro político une hoy a los partidos de Apruebo Dignidad con el pinochetismo en sus distintas versiones, incluida la de Kast.

Esa consideración está ausente en el planteamiento de Campillai que, no obstante, llamó “a seguir movilizados”.

Y, aún así, la forma política que expresa en el llamado de Fabiola Campillai es especial.

En primer lugar, es generosa. Le otorga un respaldo que Boric necesita desesperadamente y al cual no puede tener acceso por sí mismo o por medio de sus partidos. Lo hace sin pedir una contraprestación o condiciones. Incluso, hace caso omiso del desprecio mostrado por el propio candidato a la anterior propuesta ya señalada.

Es, también, paciente. Le da una nueva oportunidad a un candidato que ya ha malogrado o rechazado otras, innumerables, oportunidades de actuar en favor de los intereses populares.

Y, se basa, como dijo Fabiola, en la fe. Es decir, en la confianza otorgada, en la esperanza de un futuro mejor.

Estas son características del modo en que nuestro pueblo encara la política. El pueblo chileno es generoso, tiene paciencia y fe. Y así actúa.

Los burgueses, el régimen, sus partidos políticos, sus candidatos -los de extrema derecha y los de “izquierda”- en cambio, enfrentan la política de otra forma. Son calculadores, mentirosos, traicioneros y egoístas.

Desde su perspectiva, la política practicada por el pueblo es de menor valía, porque se prestaría para la manipulación fácil, para el engaño de ocasión. “¿Cómo no aprovecharse?”, se dirán.

Confunden generosidad con candidez, paciencia, con sumisión, y la fe, con credulidad.

Y se olvidan de que a esas cualidades se suman otras, también relevantes para la acción política: valentía, determinación, moral, inteligencia, disposición de luchar con todo por los suyos, y un odio irremediable en contra de los enemigos del pueblo.