El proyecto de despenalización del aborto fue rechazado con los votos de la derecha y algunos DC en la Cámara de Diputados. Pero lo determinante fue la ausencia de numerosos diputados del “progresismo”, entre ellos el candidato presidencial Gabriel Boric y una de las diputadas “feministas” patrocinantes. Pero… tranquilas, tienen una muy buena excusa.
La aprobación, en general, en septiembre pasado, del proyecto que despenaliza el aborto, bajo ciertas condiciones, había sido presentada como “un paso trascendental” del movimiento de las mujeres. De hecho, el candidato presidencial Gabriel Boric señaló entonces que “nuestra candidatura y nuestro proyecto político está con los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres”; “más allá de las comparaciones”, agregó.
Lo de las “comparaciones” era un dardo dirigido a su competidora en ese momento, Yasna Provoste, la candidata de la DC. Esta, muy cuidadosamente, se había pronunciado a favor, pero no podía asegurar que todos sus camaradas en la cámara respaldaran esa postura. Sin embargo, aquel 28 de septiembre, fue aprobada la idea de legislar, con varios votos DC.
Este martes, la cosa fue distinta. Se votaba en particular, es decir, considerando las indicaciones o propuestas de cambios al proyecto. Había una sola: la inclusión de la expresión “personas gestantes”, para incluir a las personas trans.
Nada del otro mundo, se diría. Los que no estuvieran de acuerdo con eso, siempre podían votar por el texto original que sólo habla de “mujeres”. Pero el proyecto fue rechazado igual, con y sin personas trans.
¿Qué pasó?
Nada especial. Varios diputados DC se dieron vuelta, por las razones enrevesadas que sean.
Pero, además, muchos de los que habían declarado su apoyo al proyecto, simplemente, no fueron.
Por ejemplo, el diputado Gabriel Boric. No podía ir. Tenía otras actividades. Al fin y al cabo, es candidato presidencial. Eso es más importante que los derechos reproductivos, sobre todo si hay que frenar a un contendor que está en contra de esos mismos derechos. Por ejemplo, una de las actividades fue una reunión con los grandes empresarios de la Confederación de la Producción y el Comercio. Esos no pueden esperar.
Pero no fue el único. Tampoco estaba Giorgio Jackson, por las mismas razones: es el jefe de campaña de Boric.
Otra que faltó fue la diputada Claudia Mix, también del Frente Amplio. Ella había patrocinado el proyecto. Pero no pudo ir al Congreso o al parlamento, porque estaba en un congreso -con minúscula- ¡parlamentario! en… Madrid. No la calle Madrid; Madrid, España.
Desde allá, informaba de sus actividades en la comisión de equidad de género de la Unión Interparlamentaria, un organismo que, digamos la verdad, sirve para justificar viajes internacionales bajo el manto de una misión oficial. También posteaba, desde las frías Europas, en su Insta un llamado a los diputados a que no queden fuera de la discusión de una ley para regular la experimentación con animales. Lamentablemente para los conejos, la honorable señora Mix sí faltara.
Otra patrocinante, Daniella Cicardini, estuvo ausente sin justificación, según los registros de la Cámara de Diputados.
Pero todo esto no es problema. Y quien sostenga lo contrario, sólo le hace el juego al fascismo o no entiende cómo funciona un parlamento. Todos los votos que no estuvieron estaban perfectamente justificados o, más bien, pareados.
El pareo es, acaso, la esencia del parlamentarismo burgués. No está en la constitución, está en la costumbre de los intereses compartidos, es de facto. Cuando uno de los caballeros o damas no puede asistir a una sesión, puede concordar con un colega del lado contrario, que, por favor, también se ausente, a modo de compensación. El diputado Jackson recurrió al lenguaje de Sanhattan para explicarlo: “los votos se netean”.
Y eso es lo que hicieron los y las “feministas”. Se parearon con la reacción. Netearon.
Obviamente, hoy faltaron más votos a favor que fueron compensados, que votos en contra que recibieron el mismo neteo, lo que vuelve toda esta justificación una farsa o burla indignante, pero no queremos abrumar a nuestros “progresistas comprometidos con los derechos de la mujer” con ese ejercicio matemático.
Y, “bueno”, les dirán a las mujeres que mueren en abortos clandestinos, “así es la democracia, no siempre se puede ganar”.
Los ciudadanos que votaron a los diputados para que estos, a su vez, pues, voten en el Congreso, podrán sorprenderse ante la parsimonia con la que sus representantes se corren de esa obligación. Pero “así es la democracia” burguesa.
Eso no quita, sin embargo, que cuando hay algo realmente importante que decidir, un asunto realmente controvertido, los diputados no se pareen na’.
Pero la despenalización del aborto, por lo visto, no pertenece a esa categoría.
¿Y el cuarto retiro? Ese podría estar en tabla en los próximos días.
El diputado Boric aún no lo sabe si puede ir: “estamos estudiando que ocurre en esos casos, pero en ningún caso pretendo con esto sacarle el quite a los temas que son polémicos”.
Ah, qué bien, pues, quedamos tranquilos y tranquilas.