Tragedia, comedia, farsa…

La acusación constitucional en contra de Piñera en la Cámara de Diputados se ha convertido en un símbolo de la podredumbre general. El intento de desembarazarse de un presidente sin honor se realiza del modo más deshonroso posible.

Algunos creerán que todo es culpa de Boric. Su contagio con Covid-19 puso en jaque la aprobación de la acusación constitucional en contra de Sebastián Piñera debido a las revelaciones de los Pandora Papers.

La necesidad de reunir los votos suficientes obliga a los acusadores a prolongar la sesión hasta que al menos uno de los contactos estrechos, Giorgio Jackson, pueda incorporarse a la sesión, después de la medianoche.

Pero… no. De no haber sido por la imprudencia o el infortunio -o las dos cosas- del candidato presidencial, habría sido otra la razón para hacer tambalear el procedimiento.

De hecho, en medio del discurso interminable del diputado Jaime Naranjo, que debe aguantar hablando leseras hasta que llegue el voto que falta, un diputado DC, Jorge Sabag, también se declaró con Covid preventivo. Se sentía mal. Justo iba paseando por la plaza de Chillán y se tomó un PCR. Mejor quedarse en casa ¿verdad?

Un telefonazo, dicen que enérgico, de sus colegas DC, lo convenció de que mejor fuera a Valparaíso a votar. Después apareció el seremi de Salud del Ñuble, subrogante, por cierto, que instó al legislador a aislarse. ¿Qué hacer?

El supuesto drama parlamentario esconde sólo una cosa: el mercado. En cuanto se transan los votos.

Habrá que esperar hasta la madrugada para ver en qué terminaron las transacciones. Pero no está demás advertir que, en el comercio, Piñera le gana a cualquiera.