Conspiración a plena luz

El diario argentino “Clarín” destapó un encuentro “secreto” entre el ministro de Seguridad trasandino y el subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli. El objetivo del encuentro sería coordinar la represión a organizaciones mapuche. Un encuentro similar fue parte de la llamada “Operación Huracán” en 2018.

Aníbal Fernández es un político peronista de muy antigua data. Fue menemista, duhaldista, kirchnerista y, ahora, es albertista -por su tocayo, el presidente de Argentina. Un hombre para los trabajos sucios, políticos y de otra índole. Tras la derrota del oficialismo en las elecciones primarias en septiembre pasado fue llamado desde un ostensible exilio interno -oficiaba de gerente-interventor de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio- a sumarse al gabinete. Desde entonces, ha hecho lo suyo: publicitados operativos anti-narco, ataques frontales a la oposición, decomiso de exportaciones de soya que no pagaban los impuestos.

No nos podemos poner en la cabeza de Fernández, pero uno puede imaginarse como debe haber mirado, de arriba abajo, a su interlocutor, el subsecretario del Interior de Chile, Juan Francisco Galli. Un amateur, en comparación.

Si sumamos a eso el hecho de que, famosamente, Galli será muy galli, pero no muy pillo, nos podemos hacer una idea general.

Por lo pronto, los argentinos no creían que el encuentro, en el que participó otro genio nacional, Nicolás Monckeberg, embajador de Chile en Buenos Aires y, entre varios funcionarios locales, el jefe de prensa del ministerio de Seguridad, fuera realmente secreto. Además, sacaron fotos como locos.  

Galli venía con un encargo. Sostuvo, siempre según las versiones de prensa, que existiría un “tránsito transfronterizo” de grupos armados mapuche. Y proponía “coordinar” esfuerzos.

Como evidencia, los representantes del gobierno chileno podían, sin duda, apuntar a un video divulgado por la organización Weichan Auka Mapu, que se hizo público justo antes del ataque de la Armada a la población civil en Cañete.

Como yapa, se nos cuenta, tenía unos datos, sin duda, llamativos, sobre Iquique y la Triple Frontera, un antiguo objetivo, para no decir obsesión, de Estados Unidos, que buscaba ahí los representantes de Hezbolá.

Las reuniones “secretas” que, en realidad, no lo son, prueban siempre el interés de una de las partes de cubrirse las espaldas. O sea, el que la filtra, la necesita.

El guión es el mismo que se aplicó en el gobierno de Bachelet, cuando Mahmud Aleuy, que ocupaba el mismo cargo, se reunió con la entonces ministra de Seguridad de Mauricio Macri, Patricia Bullrich.

Lo que, en ese momento, vendió Aleuy era la “Operación Huracán”, una fabricación de Carabineros dirigida a justificar una amplia ola de represión, con el mismo pretexto: grupos armados que usaban al vecino país como base logística.

Mahmud Aleuy y Patricia Bullrich, Buenos Aires, 2017: en plena «Operación Huracán»

El hecho de que los encargados de fabricar el material fueran carabineros, fue una de las razones por las que ese montaje se cayó. Pero no la principal, porque todo eso se señaló después, cuando ya todo se había derrumbado y la plana mayor de Carabineros, sus jefes de inteligencia y sus ejecutores de operaciones de guerra sucia fueron descubiertos, destituidos y perseguidos por la justicia.

No hay confirmación factual de que, por ejemplo, otros organismos de inteligencia de otras reparticiones del Estado les hayan puesto límites a las pretensiones desmedidas de Carabineros. Pero esa es una explicación razonable.

Es cosa de verlo con cuidado: la chapucería del trabajo de la inteligencia policial fue, al mismo tiempo, el manto bajo el cual se escondieron los responsables políticos de esa operación.

Si todos se fijan en el “doctor Smith”, nadie presta atención a gente como Aleuy, que cultiva su cartel de sigiloso y truculento.

Cuando la Operación Huracán se desplomó, Aleuy, de manera muy poco sigilosa, pescó sus cosas y se fue, muy truculentamente, de ¡vacaciones! Un mensaje mafioso: ¡échenme, si se atreven! A los pocos días volvió a La Moneda, como si nada.

La misma combinación de sigilo y truculencia, la muestra Aleuy, actualmente. Es quien dirige a la facción del PS que ya ha comprometido su apoyo a Boric y negocia si…

Pero esa es otra historia, que podemos revelar, si a usted, queridísima lectora, nunca bien ponderado lector, le interesa.

Esta otra conspiración, a plena luz, por lo pronto, debería encender las alertas.

Algo se trae entre manos este gobierno. Y, no sabríamos decir exactamente por qué, pero algo nos hace intuir que les va a salir mal, como siempre.