Los enemigos del pueblo y sus sirvientes

El aprendizaje del pueblo a algunos les parece lentísimo, pues no va a la misma velocidad de quienes quieren un cambio instantáneo, y que despertaron ayer de un sueño. Pero las cosas no funcionan así. El pueblo debe conocer quiénes son sus enemigos y quienes les sirven, para enfocarse en ellos cuando sea oportuno.

Muchos desearían que todo ande más rápido, pero el desarrollo de la conciencia del pueblo tiene un paso lento, pero persistente. Aquellos que despertaron con el “estallido social”, quizás no comprendan que el proceso que los despabiló comenzó a tomar velocidad en el año 2000. Ellos, en cambio, se subieron al tren cuando ya iba llegando al levantamiento popular, que es el nombre más adecuado a lo que sucedió el 2019.

Querrían que todo fuera rápido, que la victoria estaba asegurada, pero no fue así, no era así.

Ese 18 de octubre, el pueblo sólo demostró una cuota limitada de poder, de lo que podía hacer si seguían denostándolo. Apuntó sólo a dañar los intereses económicos de los detentan el poder, lo que más les duelo. Pero los dejó vivos, para que cambien.

Dos años después, vemos que esos caballeros no han aprendido nada. Siguen con su corrupción, su saqueo y su explotación.

El pueblo debió pasar esta etapa y crecer. Debió demostrar fuerza en las elecciones, el plebiscito y la convención constitucional. Así lo hizo y siguió creciendo.

A veces, esos avances no se ven, porque no se trata de la acción de un simple grupo de personas, que pueden carecer de las herramientas o de la voluntad de expresar el desarrollo que hace el pueblo.

La etapa que se debe transitar ahora es conocer quiénes son nuestros enemigos.

Lo sabemos, pues quedaron en evidencia en estos años: los políticos del régimen, los grandes empresarios, los jueces, los altos mandos de las fuerzas armadas y las policías; la clase burguesa. Todos estos componentes tienen cosas en común. Desean seguir en el poder, desean preservar lo que han ganado de modo fraudulento, desean seguir robando, desean seguir protegiendo sus intereses.

Deben tener la claridad de que, en cada avance del pueblo que reconoce a sus enemigos, ya sabemos a quienes se debe golpear en un futuro. A todos ellos se les dio la oportunidad de rectificar. Lo que hicieron fue agravar sus errores. Se coludieron más, para ocultar sus crímenes en contra de la población; mantienen presos con cargos inventados a manifestantes; son cómplices de la represión; hacen leyes contra el derecho a protestar; celebran acuerdos de paz para salir indemnes; defienden y protegen a asesinos; suben los precios de los productos para aumentar sus ganancias; resguardan sus intereses económicos antes de brindar ayuda a las personas frente a la crisis de la pandemia, y muchas cosas más, que muestran cómo son de indignos estos sujetos.

Pero en el aprendizaje del pueblo, hay más, pues se ha sumado aquellos que dicen ser amigos, dicen querer lo mismo que nosotros, dicen haber estado con nosotros desde el levantamiento popular, pero no se sabe bien que hicieron antes.

Su forma de actuar desconcierta, pues dicen apoyar al pueblo, pero, en realidad, quieren pactar con el régimen. Apoyan a quienes reivindican los crímenes de la dictadura, rechazan la violencia del pueblo y justifican la represión policial. Anhelan volver atrás cuando ellos estaban más tranquilos.

Estos son los sirvientes del enemigo. Se les llama, desde antaño, de muchas maneras, esbirros, lacayos, yanaconas…

Tratan de convertirse en nexos entre el pueblo y sus enemigos. No son muchos, pero aprovechan algún puesto que detentan para difundir su mensaje, que siempre favorece a la burguesía.

Lo que no comprenden, es que el pueblo sigue aprendiendo, lleva un cuidadoso registro de aquellos con los que puede contar, y con quienes no. Está juntando fuerzas y descartando enemigos.

Esa es la etapa actual, en la que todos deberán tener claro en que se está con el pueblo o contra él. Aquí no hay medias tintas.

Algunos quizás pregunten ¿y porqué tanto aprendizaje? ¿Por qué tanto ensayo y fortalecimiento de la clase trabajadora? Porque, cuando los trabajadores tomen el poder, el golpe que se lance debe ser tan fuerte que el enemigo no podrá responder, aunque ponga todas sus fuerzas en movimiento.

Y ese golpe demoledor irá directamente contra los enemigos del pueblo y sus sirvientes.