En tiempos de crisis, urgen los hombres y mujeres como Reed. No temen tomar posición. No son neutrales. Narró los hechos que conmovieron el mundo en aquel octubre de 1917. Y un día como hoy, en el mes que lo define, vino al mundo.
John Silas Reed, nació un 22 de octubre de 1887 en una familia de clase media-alta en la ciudad de Portland (costa oeste de EEUU). Recibió su educación superior en la universidad de Harvard. Fue un periodista comprometido con la causa de los explotados. Recorrió los Estados Unidos, los frentes de la I Guerra Mundial y siguió a la División del Norte de Pancho Villa durante la Revolución Mexicana. Fue organizador sindical. Conoció la cárcel y denunció las matanzas perpetradas por las guardias privadas y públicas de los empresarios norteamericanos. Pero lo que define a Reed finalmente es su carácter de hombre de acción, su militancia revolucionaria y su consecuente internacionalismo.
Sin dudarlo, la obra más conocida de Reed son los “Diez días que estremecieron al mundo“. El relato de la revolución rusa en esos días decisivos. “Su texto, en ese sentido, es el registro de una búsqueda. Reed pesquisa la acción, la acción dirigida al poder, que no es más que la manifestación efectiva de la conciencia revolucionaria. Y Reed descubre esa acción tanto en las discusiones de los dirigentes como en los hechos cotidianos que expresan, más que mil proclamas, la severidad, el carácter definitivo de la lucha de clases”. Sobre esta obra el mismo autor escribiría en 1919: “Durante la lucha, mis simpatías no eran neutrales. Pero, al trazar la historia de estas grandes jornadas, he procurado estudiar los acontecimientos como un cronista concienzudo, que se esfuerza por reflejar la verdad”.
Los Reed de esta época pueblan los vastos territorios del mundo. Son hombres y mujeres comunes y corrientes. Algunos fungen de periodistas al calor de la lucha. No se amilanan frente a las fronteras, ni frente al enemigo. No temen tomar partido. Son objetivos. Pero no analizan la historia tras impolutos escritorios. Saben que en la lucha sólo hay dos clases nada más. Y el que no está con una clase, está con la otra.