Octubre de 2019. El levantamiento tiene al país convulsionado. Entre los hechos, se registra un incendio en una conocida empresa de ropa interior. Hay seguros comprometidos contratados oportunamente antes del siniestro. También hay cinco muertes violentas. ¿Nos enfrentamos a los criminales de siempre? Tal parece. Y como de costumbre. No hay justicia.
Son los primeros días del levantamiento. Es el 20 de octubre de 2019. En la comuna de Renca, en la capital, la fábrica de la empresa Kayser es objeto de un masivo saqueo. Luego se desata un incendio. Cuando bomberos logra apagar el siniestro, descubre los cadáveres de cinco personas. Carabineros y la fiscalía dicen que los fallecidos habrían muerto saqueando. Para los familiares de las víctimas: Joshua Osorio, Manuel Muga, Julián Pérez, Andrés Ponce y Luis Salas, la historia es otra.
La investigación periodística que anoche un canal exhibiera en la televisión abierta ha puesto en evidencia lo que muchos sospechaban. En particular las familias de las víctimas. Otra vez, un caso en el que se mezclan en dosis conocidas, la muerte de inocentes, acusados de acciones criminales, la avaricia y la inmoralidad de los poderosos, la bestialidad de las fuerzas policiales, la corrupción y complicidad de la justicia para mantener a salvo a los verdaderos culpables.
Lo elementos son propios de una novela de género policial. Unos empresarios, Edward Abugattas Saba, y Jaime Nazal los dueños de Kayser, en plan de expansión. Un enorme centro de distribución construido para tales efectos, el 2017. Seguros millonarios que habrían sido contratados antes del levantamiento. Un oportuno incendio. Cinco muertos acusados de saquear habrían muerto fruto de su actividad delictual. Carabineros y fiscalía de acuerdo en sus dichos, como es habitual. Muchas contradicciones para los familiares. Dos años sin respuestas.
La cronología de los hechos del día del suceso arrojan luces que empañan la versión oficial. Las grabaciones de las cámaras de seguridad según los dueños de Kayser fueron robadas por los saqueadores. Según el guardia de Kayser se las llevaron los dueños. La posición en que fueron hallados los cadáveres hacen sospechar que ya estaban muertos al desencadenarse el siniestro. Así lo declara el facultativo doctor Morales : ”Si uno va sumando: Estaban en posición atípica, 2 con heridas de bala, 2 con hematomas. Podría explicarse que estaban inconscientes y que no tomaron esa posición de forma voluntaria.”
Las familias de los cinco fallecidos en tan oscuras circunstancias han mantenido una infructuosa pelea por obtener justicia. El resultado es el mismo de siempre para quienes son pobres y no tienen poder. Ningún resultado. Indiferencia. Desidia.
Al régimen le sirve el relato trucado de criminales que mueren por su propia labor delictual. El “estallido social”, como le dicen sus expertos fue ocasión para que elementos antisociales atacaran la propiedad de gente de bien. Ese es el discurso que necesitan.
Pero el resultado final no depende de ellos. El régimen en su conjunto no hará justicia. No será la policía, ni los fiscales, ni los tribunales. Y si lo hacen será una a la medida de los poderosos. Ajustada a sus intereses y fines. Sólo el pueblo podrá eventualmente escribir la verdadera historia de estos hombres que fueron asesinados y utilizados sin escrúpulos. Sólo el pueblo dueño de todo el poder, restablecerá el imperio de la verdad y de la justicia.